SIMPLEMENTE HOLMES

25 DE DICIEMBRE

Y AL FIN EL CAPÍTULO FINAL. SORRY POR NO PUBLICARLO ANTES, PERO HE ESTADO BASTANTE OCUPADA EN ESTOS DÍAS.¡ESPERO LES GUSTE EL CAP. FINAL! POR CIERTO, LA IMAGEN DEL MULTIMEDIA TIENE SU RAZÓN, YA LO SABRÁN CUANDO LEAN...

Mycroft había tomado su auto y, ya que se dirigía a su casa que curiosamente estaba cerca a la de Greg, se ofreció a llevar al inspector. John, Mary y Sherlock, tomaron un taxi hacia Baker. La pequeña estaba inquieta, todos sus regalos la tenían demasiado feliz. De pronto, se quedó sentada en silencio, lo cual extrañó a su padre.

-¿Te pasa algo cariño?-

-Papi, hoy hace frío-

-Lo sé mi niña-

-Y no tienes bufanda-

-Sí, pero estamos en el taxi, no me dará frío aquí dentro-

-Pero te enfermarás si salimos fuera y no llevas una bufanda- la niña hizo una pausa mientras parecía pensar detenidamente y de pronto pareció iluminarse- ¡ya sé! ¡Tío Sherlock puede prestarte su bufanda que está usando ahora, y ponerse la que le hice con ayuda de Molly! ¿Tío Sherlock, le prestarías tu bufanda a papá?- la pequeña miró a Sherlock con ojos de cachorrito, para así convencerlo. El detective consultor no quería ceder, pero sabía que terminaría rindiéndose... No podía usar la bufanda de Mary en público, era demasiado llamativa, pensó en miles de otras posibilidades, cada una menos probable que la anterior, hasta que se le ocurrió algo.

-Mary, la bufanda que me diste se quedó en casa de mis padres, debido a que estaba cargando los obsequios que... te trajo Santa- John lo miraba con enojo, aunque también con algo de curiosidad. Recordaba haber visto a Sherlock recoger el obsequio de Mary... ah, debió saberlo, el diseño era demasiado llamativo para usarlo.

-No te preocupes cariño, levantaré el cuello de mi abrigo y no pasará nada-

-¡No! ¡Papá, te puedes enfermar!-

-Entonces tal vez, ¿podríamos compartir la bufanda?- mencionó Sherlock casi sin pensar, una idea que su subconsciente trabajaba hace tiempo, estar cerca a John y comprobar el tipo de emociones que causaba en él. John abrió los ojos sorprendido, no pensó que Sherlock sugiriera algo como eso. Se iba a negar, cuando Mary dijo:

-Sí, eso sería bueno- dijo Mary. Sherlock se sacó la bufanda y le ofreció uno de los extremos a John, a este no le quedó más remedio que cogerlo y envolverlo cerca su cuello, mientras las manos de Sherlock tomaban ambos bordes sujetándolos entre ambos.

Al bajar del taxi, tuvieron que separarse una fracción de segundo, pero Mary reclamó en seguida y ambos hombres terminaron caminando juntos, la bufanda uniendo ligeramente sus cuerpos, hombro a hombro, sintiendo la cálida respiración del otro. Sherlock lo notó; pupilas dilatadas, una aparente elevación de los latidos del corazón y un pequeño sonrojo en la punta de las orejas. John estaba... enfermo de gripe.

-John, ya estás enfermo- habían ingresado ya a Baker; mientras ellos estaban aún en la entrada, Mary había corrido hacia el 221A, para ver a la señora Hudson y contarle lo que le trajo Santa este año

-¿Qué dices Sherlock?-

-Estás enfermo John, gripe aparentemente-

-¿Qué te llevó a tal conclusión? No he estornudado y no me siento mal-

-Tienes las pupilas dilatadas, tu pulso- cogió la muñeca de John, controlando el tiempo en su reloj- está acelerado, además del casi imperceptible sonrojo de tus orejas y tu cara- acercó su frente a la de John, este contuvo la respiración. Nunca antes había tenido a Sherlock tan cerca, sentía tantas emociones recorrerle el cuerpo. Miraba los labios del detective y sentía una insana necesidad de juntarlos con los suyos. Sentía la garganta seca, se relamió los labios buscando humedecerlos, sin notar lo sugerente que había sido esa acción.