La lluvia caía sin tregua ni misericordia a través del oscuro bosque rodeado por la noche. Los truenos iluminaban momentáneamente cada oscuro rincón de ese helado lugar, y dejaban ver varias siluetas que se movían rápidamente. A la cabeza se mostraba una gata, de su cuerpo brotaba sangre mientras que en la boca traía un pequeño bulto tembloroso. Farfullaba cada tanto por lo horrible que se sentía la tierra bajo sus patas, le impedía ir tan rápido como quisiese pero le daba gracias a la lluvia que enmascaraba su olor.
Detrás de la gata, sus perseguidores se oían en las cercanías, intentaban coordinarse, gruñendo y aullando sus posiciones, pero ninguno podía verla, no quería ser vista. Pero ella lo sabía, no habría escapatoria para ella, ni para su hijo, y para cuando dejo de sentir a sus perseguidores, se dio cuenta de lo alejada que estaba al llegar a una hilera de cuevas cuadradas, las mismas que usaban esos odiosos dos patas para vivir, pero no ella no tenia tiempo para preocuparse por cosas sin valor. Notó una de esas viviendas algo apartada, se veía más sucia al resto, lo que la hizo dudar por un segundo sobre una difícil decisión que tomar.
La lluvia mezclada con su sangre resbalaban a través de su pelaje, y ella sabía que no tenía tiempo, se dirigió a unos arbustos de la vivienda que tenía al frente, una de blanco y entrada de madera con una luz parecía al sol proviniendo de su interior.
Lamió al cachorro, con todo el amor que podría transmitir una madre, rozó con su nariz el cuerpo tembloroso de la criatura, lagrimas recorrían el rostro de la felina al tiempo que maullaba.
—Se fuerte, velare por ti, lo hare... lo prometo... —Sus maullidos eran ahogados, pero abrió los ojos para ver a su pequeño un poco más —quiero que crezcas y tengas la vida que desees. Que el Clan Estelar este contigo, y desde allí te observare.
La felina le dio un último lametón y salió corriendo, echando un vistazo para asegurarse de que el cachorro no fuese visible desde las lejanías. Con una amarga sonrisa, terminó por alejarse de la pequeña criatura, solo quedaba una cosa por hacer.
La lluvia parecía caer más fuerte que antes, y dos gatos se mantenían firmes bajo está. Uno de ellos era la felina atigrada grisácea, la cual apenas se le notaban las rayas que cubrían su cuerpo y el segundo un gato robusto, era de color castaño. Ambos se quedaron mirando detenidamente al otro, y mostrándose los colmillos en una clara señal de advertencia y amenaza.
—¿Dónde está el cachorro? — Preguntó el felino.
—No tengo nada que decirle a un traidor. ¡Solo acércate a mí para que pueda terminar con tu asquerosa vida! —Bufaba la gata, pero entre la húmeda y sus heridas, apenas tenía energías para gruñirle a su agresor.
—No volveré a repetirlo, entrégame al cachorro. Estrella Perlada— Dos gatos más se sumaron ante el primer agresor, el cual sonreía por su superioridad— La profecía así lo dicta, tenemos que matarlo ahora. Por el bien del clan.
—¿Qué clan? Has matado a los tuyos, y te rebelas contra tu líder, a un traidor como tú no le espera otra cosa más que la muerte.
Con estas palabras ahogándose en el golpeteo de la lluvia contra el suelo. Estrella Perlada se abalanzó sobre el felino marrón, solo para ser interceptada por uno de pelaje oscuro. No se preocupo por esquivarlo, recibió un arañazo en la frente, que atravesó su ojo izquierdo, gruñó fuertemente contra el dolor y se abalanzó a por el cuello del felino.
Un chasquido, eso fue lo que se escuchó cuando los colmillos atravesaron el cuello ahora inerte del oscuro gato. La gata escupió el cuerpo sin vida al suelo y se dispuso a lanzar otro ataque, pero el frio ardor en su garganta se lo impidió. Aún estaba intentando darse cuenta de que había ocurrido, observó detenidamente unas garras ensangrentadas se mostraban frente a ella.
Estrella Perlada cerró los ojos, sabía lo que había ocurrido: perdió la vida. Pero el felino no se inmutaba, en cambio su compañero agitaba los bigotes y la cola por el entusiasmo. Celebrando la victoria de haber derrotado a su antigua líder. Un silencio se hizo presente tras unos minutos y los gatos empezaban a apartarse del cuerpo ya inerte.
—Tenemos que encontrar a ese cachorro, busca por los alreded... —Maulló el felino castaño, pero sus palabras fueron cortadas.
La sangre recorría ahora por su lomo, mientras encima de él se encontraba la gata a la cual le había arrebatado la vida hace unos minutos. Fue un hecho increíble de creer, que espanto al acompañante de gato pardo. Este revolvió para quitarse a la líder de encima, pero ella seguía mordiendo su lomo, con más y más fuerza. Desesperado por quitársela de encima, rodo, y fue corriendo contra los árboles, chocando contra ellos una y otra vez. No fue hasta varios intentos que la gata cayó al suelo malherida, incapaz de levantarse otra vez.
—Maldita seas, termínate de morir— bufó el felino, apenas podía caminar bien, tenía el lomo desgarrado.
—Perdí a mi clan, y mis amigos. Espero que el bosque oscuro te encuentre pronto... Y yo... yo me reuniré con mis seres amados— Maullaba la gata, tenía múltiples heridas, ni su don como líder la podría salvar de toda la tortura que había recibido su cuerpo.
El gato se acercó, con cautela, pero la gata se había quedado quieta totalmente, echada en un costado mientras su respiración parecía dificultosa, parecía sonriera victoriosa, pero triste ante la pérdida. Ella notó como unas fauces se acercaban a su garganta, pero le dio igual, simplemente sonrió entre lágrimas, y soltó unas palabras al aire antes de sentir el punzante dolor en la garganta una vez más.
—Perdóname, mi pequeño...
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Noche de Lágrimas
FanfictionHistoria basada en la popular saga de Erin Hunter: Warriors Cats. Una noche, un sabio curandero predice una profecía que acabaría con su clan, un gato que nacería cuando la luna llena se encontrase en el punto más alto, marcaria la llegada de traged...