『Izanami Suppression Military History』:「Anime World」

「I n t r o d u c c i ó n」

- Quieres que te cuente una historia - dijo la madre a su hija pequeña.

- Claro mamá - contestó la chica con una sonrisa.

- Pues bien - abre un libro.

Hace muchos años existían 10 dioses nombrados como "los dioses de la cámara divina"

Estos se dedicaban a proteger a los dos mundos gobernados por ellos.

Uno de ellos era el mas importante el cuál se le llamaba Riviera, este era un ser omnipotente capaz de destruir el universo fácilmente.

Los 10 dioses se habían reunido para celebrar y hacer grandes fiestas con los humanos.

Un día el gran dios Riviera comenzó a decaer y volverse cada vez mas débil.

Uno de los 10 dioses dijo:

- Alguien debería poner fin a su agonía - con un tono de seriedad.

Lamentablemente los dioses se separaron en dos bandos 5 de ellos protegían a Riviera y los otros 5 solo querían ver la caída del reino.

Los humanos también fueron separadas y eligieron cada una un bando diferente y así una batalla muy sangrienta se manifestó en este reino tan pacífico.

El opuesto de Riviera o mas bien su diablo llamado Okami decidió ponerle fin a esto así que castigó duramente a los humanos y dioses arrebatándole todo lo que tenían.

Las flores, el mar, los animales, el cielo y todo se volvió oscuridad. La luz no se podía filtrar bajo las inmensas nubes negras que solo traían un dolor inmenso a la gente.

Todo estaba muriendo lentamente y los 5 dioses que querían ver como sufrían los humanos fueron nombrados "Diablos"

Riviera al estar muy débil decidió crear dos mundos uno en donde el bando que se había quedado con los diablos sufrirían y el otro en donde los que no querían guerra no sufrirían.

Los 5 dioses restantes decidieron enviar a los diablos a sufrir en el mundo de los humanos.

Riviera con sus últimas voluntades creo una puerta entre los dos mundos y la selló para que nada pudiera entrar ni salir de aquel lugar.

Ya no pudo soportar mas y pereció.

Los 5 dioses fueron nombrados como héroes mientras que los diablos solo sufrían a medida que los días pasaban.

- Mamá, ¿Me puedes contar otro? - dijo la niña insistiendo.

- Claro por que no - A lo que le respondió la madre con una sonrisa muy cálida.

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