#MilManerasDeQuererDetenerElTiempo

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Sorprendentemente la hora de salida llegó rápido. La verdad es que sentí las horas después del almuerzo, creo que es porque estuve concentrada en la lección del día.

- ¿Irás a ver a tu galán? - dijo Stephanie cuando terminó la clase.
- Sí, ¿por qué?
- Quiero conocerlo.

El camino a la estación fue un poco gracioso. Era ella imaginando cómo era él, como era su voz, preguntándose si tenía un amigo o un hermano, como sería la boda y de qué color irían las damas de honor. Su mente fantasiosa me daba gracia y la manera en como sus grandes ojos cafés se iluminaban al crear sus historias de amor.

Cuando llegamos a la estación unas manos taparon mis ojos y asustada intenté saber quién era mientras Stephanie se quedaba callada, no sé si del susto o de otra cosa.

- ¡Hola! No sabía que traerías compañía, me hubieras dicho y le decía a Charlie que venga con nosotros. - dijo Harm sacando sus manos de mis ojos.
- Hola, perdón por no avisar, fue de imprevisto. Ella es Stephanie, mi mejor amiga. Teph, él es Harm.
- Mucho gusto en conocerte. - dijo Stephanie apretando la mano de Harm y sacudiéndola emocionadamente.
- Igual. - respondió él con una gran sonrisa. - ¿Y si le digo a Charlie que venga y salimos los cuatro juntos?
- ¡Sí, sí, sí, sí! - dijo Teph emocionada. - ¡Dile que venga con nosotros!
- Está bien, le avisaré. - dijo Harm sacando su celular.

Charlie llegó en poco tiempo, tenía un cabello gracioso lleno de rizos que parecían una almohada y una gran sonrisa reluciente que siempre llevaba en el rostro. Stephanie y él se hallaban en una conversación muy entretenida por lo que veíamos, estaban muy sonrientes y soltaban carcajadas de vez en cuando.

- Al parecer tú y yo solos los nuevo Cupido del mundo. - dijo Harm cuando volteó a verlos tan felices.
- Parece que sí. - respondí y ambos soltamos carcajadas.
- Moría por verte. - dijo él después de un rato.
- ¿De verdad?
- Sí, la verdad que sí, las clases se me hicieron eternas.
- ¿Te soy sincera?
- Dime.
- A mí también.
- ¿Si? - respondió sorprendido.
- Sí y, por cierto, gracias por el detalle, fue adorable.
- No hay por qué. - respondió Harm con una sonrisa.

Hay veces en las que me gustaría tener una cámara en los ojos para fotografiar momentos como estos para estar viéndolos todas las noches antes de dormir. Eran esos momentos que quieres que duren para siempre, que quieres que la imagen se congele y que no pasen las horas, son tan especiales que son difíciles de describir. Aquel otro día de Abril había tomado una vida increíble y otra vez el cielo lo reflejaba.

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