Buscar lo que no está perdido

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Rápidamente, ana recuerda a aquel sucio y desaliñado mecánico con el que paso esa tarde. Y con emoción dice:

-Por casualidad su nombre es Daniel?

Los reyes la miraron con sospecha y dijeron

-Si así es su nombre, ¿lo conoces?
-Algo así fui con el a almorzar, entonces solo hablaré con el para que vuelva al castillo y nos casemos.

Se escucha un silencio en toda la sala y luego de varios largos segundos los 4 reyes se comenzaron a reír de aquella inocente propuesta.

Al parar de reír los padres de Daniel dicen a la princesa:

-Es gentil que pienses de esa manera, pero no es para nada tan sencillo como eso, ya que no quiere ser un príncipe, ya hemos intentado traerlo de vuelta al castillo mas de mil veces, y ninguna con éxito, para una persona con la manera de pensar de nuestro hijo, no hace falta hablar... Por que perderias tu tiempo, no es facil hacerlo cambiar de opinión aunque sea una persona dulce, sobria y tranquila. Pero si le demuestras que esta equivocado podrá aceptarlo.
-¿Demostrarle que esta equivocado? Pero si obviamente está equivocado, cualquier persona querría tener el puesto de príncipe.
-Si querida, cualquiera excepto él.

Poco después se les ofrece una recamara para ambos reyes que viajaban de tan lejos y una para la princesa.

Esa noche la princesa no dejaba de pensar en lo que estaba mal en la cabeza de Daniel, ¿por qué elegiría un apartamento pequeño en lugar de un cuarto que equivale 10 veces su hogar?? por qué preferiría ensuciarse las manos arreglando automóviles día y noche en lugar de estar sobre aquellos asientos de cuero dejándose llevar por su chófer hacia las fiestas reales? ¿por que comer cosas preparadas por el y no grandes banquetes reales? Tantas cosas que la princesa no lograba entender, tantas cosas que este negado a ser príncipe se perdía por decisión propia.

Y asi paso la noche hasta quedarse plenamente dormida.

A la mañana siguiente con el recibimiento de la nobleza a desayunar todos se sentaron en la mesa para gozar del banquete de la mañana. Había un silencio mientras todos gozaban sus alimentos, excepto ana. Ella solo tenia la vista perdida pensando en como convencerlo de volver a su trono.

-Señorita Ana, ¿no le apetece la comida de nuestro reino?
-Lo siento estoy un poco distraída es todo.

Luego de aquel desayuno la princesa se planteó en ir a buscar al mecánico loco...

Sin pensarlo más pidió a algún chófer que la llevará a la casa que ella había ido antes, y hacer caer en razón a aquella persona a la que ella se sentía dependiente.

Al llegar a su edificio pide al personal de vigilancia que la dejen pasar, deja sus datos y la dejan seguir su destino. Camino hacia aquella puerta que había atravesado un día atrás, comenzó a pensar en todas las cosas que le diría a Daniel, en su excusa de estar en su casa. Al llegar toca el timbre y solo se escucha el silencio. Con lo que no contaba ana, era que el mecánico estaba.. En eso haciendo mecánica en su horario de trabajo. Así al darse cuenta va de nuevo hacia el lugar que dejó sus datos y pregunta sobre daniel y su hora de llegada.

- Solo debe tardar unos 10 minutos en llegar señorita. Es su hora de almuerzo
-Está bien. Muchas gracias señor.

Ana se quedó en aquella puerta esperando viendo al infinito y al levantar la mirada después de poco tiempo. Llega porfin, y todas las ideas que tenía para decirle, lo que había pensado toda la noche, su mente quedó en blanco su piel fría y pálida, al ver que una hermosa mujer venia junto a él.

Principe Fuera Del CastilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora