Los elementos más oscuros de cada signo y pistas para comenzar a trabajarlos.

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Los elementos más oscuros de cada signo y pistas para comenzar a trabajarlos.

-Aries es un signo al que antes o después le toca resolver en su vida cotidiana el problema del miedo. Existen muchos disfraces con los que Aries tiende a tapar este tema. El temor, de fondo, es el miedo al propio sentimiento de miedo que puede herir gravemente su autoestima, su esfuerzo por crear y mantener un ego fuerte ante el mundo y ante los demás.  Así vemos que muchos Aries se vuelven temerarios como forma de tapar su miedo al miedo; otros adquieren una excesiva actitud competitiva buscando retos que vencer, lo que tiene mucho que ver con su miedo al fracaso; también hay miedo a la acción consciente, reflexiva, que les permita decidir teniendo en cuenta las limitaciones de su energía, las consecuencias y responsabilidades (a veces dolorosas) de su actitud irreflexiva. Aries tiende a tapar este miedo con prisa, saltándole por encima, ya sea invadiendo al otro, acelerando el ritmo natural de los acontecimientos o buscando directamente la acción como espacio de reflexión.
Aprender quietud y reposo para valorar sus propias limitaciones y temores es algo que Aries necesita aunque antes tiene que aprender a desmontar el más seductor de sus juegos: su narcisismo juvenil y espontáneo al que tanto cuesta madurar y con el que tan autoindulgente es él y quienes seduce. Por lo tanto, la temeridad, la acción irreflexiva, los arranques agresivos hacia los otros cuando le hieren en su narcisismo, estos temas suelen ser parte esencial del punto ciego del arquetipo Aries.

-A Tauro le duele el problema de la rigidez, de la incapacidad para expresar oportunamente la energía emocional. Esta energía masculina, según su ritmo e intensidad y el modo de empleo e integración emocional, da lugar a los sentimientos de ira, terquedad, ambición, deseo, posesión y compasión. Si lo pensamos un poco, no es posible integrar esta energía visceral sin desestructurar (en mayor o menor grado) la imagen estable y previsible que ofrecemos a los demás y que cumple sus expectativas en la relación a costa de lugares de autoafirmación valiosa. De esta manera, los bloqueos caracterológicos de Tauro tienen que ver con su tendencia natural de fijar y contener procesos emocionales relacionados con la posesión  y la auto-preservación. Cuando esta energía exige ser expresada sin paliativos hacia el mundo, Tauro se embota y sufre de resentimiento -ira y rabia contenidas- descargado con sus cíclicos ataques de violencia; sufre de posesividad y codicia -ambición frustrada-; sufre de celos (deseo inadecuadamente expresado) y sufre, en suma, de auto-agresividad lo que a menudo trata de contener con mecanismos de obsesivo control dirigidos tanto hacia el mundo como hacia su propia emocionalidad interna. A Tauro, sin duda, le cuesta muchísimo pedir ayuda desde su necesidad, desde su carencia. Pero esa es su tarea consigo mismo.

-A Géminis la crisis suele llegarle cuando se le agotan los devaneos mentales y ya no le calma los vacíos su actividad favorita de coleccionador de datos. Así logra la estima ajena a costa de perder la propia extraviándose sentimentalmente en la mirada de los demás, en el síndrome terrible de los espejos. Cuando a Géminis le llega el momento de comprometerse con sus propios sentimientos entra en crisis puesto que se ha quedado anclado en los datos, nombres e ideas de las emociones y precisa, entonces, atravesar el desierto de su propia inmadurez adolescente lo que a menudo lo lleva, previamente, a extremos de actividad seductora o de inactividad depresiva antes de aceptar su propia torpeza sentimental desde donde aprender la necesaria irracionalidad de lo pasional.
Descubrir la parte falsa de su seducción y recuperar el sentido global de sus acciones, en base a una ética superior, es el trabajo más difícil para Géminis que deberá aprender cómo a veces la vida es aburrida y apenas pasa nada que haya que codificar. Géminis necesita poner a descansar sus reflejos mentales de concursante que todo lo sabe para así disfrutar del silencio y ternura de su corazón. Antes o después se dará cuenta de cómo tapa ese silencio con su discurso mental, con su dialéctica pendular que le impide escuchar las demandas de su alma.

-Cáncer es un signo que sufre de pasado. Su presente está teñido de recuerdos que a menudo no lo enriquecen sino que lo apoltronan. De ahí la fama de Cáncer con relación a sus cambios de humor, a su hipersensibilidad bastante susceptible ante lo nuevo, presente o futuro. Lo que le pasa en el presente, lo que le hacemos o decimos, se asocia en él con situaciones pasadas y reacciona según digiera ese cóctel. No es extraño pues que su estómago lo note tanto. El punto ciego de Cáncer se asocia con su necesidad de pertenencia a lo que le rodea, (familia, amigos, amores) y con su dificultad para entregarse a la experiencia de la realidad presente. El problema de Cáncer es que esa experiencia viva del aquí ahora la está filtrando con sensaciones y emociones introyectadas de su pasado que están, por tanto, coloreando la relación con tonos emocionales inexistentes para las demás personas.
Con Cáncer hay que trabajar sus introyecciones, sobre todo, aquellas que tienen que ver con la nutrición emocional y ayudarle a darse cuenta de su tendencia a percibir la realidad presente mediante el filtro de su emocionalidad pasada, permanentemente actualizada por un culto sublimado del recuerdo afectivo, de la memoria de lo carencial. Podría decirse que la hipersensibilidad y desconfianza de Cáncer se nutre de su dificultad para entregarse a lo que está pasando sin filtrarlo inevitablemente por el recuerdo emocional permanentemente presente. En el fondo, todo el trabajo terapéutico de Cáncer busca hallar su sitio personal frente a la madre o frente al padre si este fue la fuente significativa de alimento emocional. Cuando Cáncer tiene este tema cerrado cambia absolutamente su relación con la realidad.

Signos del ZodiacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora