Los días iban avanzando con tranquilidad, SIR se había quedado en casa de Austria como huésped, a veces iba y venía, siempre estaba de un lado a otro intentando conquistar otros lugares, era un gran logro para un imperio tan pequeño pero no imposible. Por otro lado, Italia seguía con sus rutinas, pues esas no cambiaban, sin embargo, de un momento a otro SIR cada vez que regresaba a casa de Austria siempre le pedía a Italia que se uniera a él, al principio lo tomó como broma.
- Italia... Unete a mi, seríamos un gran imperio y no tendrías que seguir obedeciendo ordenes de Austria, ya no tendrías que lastimar tus manos ni nada por el estilo ¡vamos! ¡formemos un nuevo imperio!. - Tomó ambas manos de "la" italiana y las juntó.
- Sinse Roma...- Musitó y se logró soltar de las manos ajenas. - Yo no quiero ser un gran imperio... No quiero... N-no quiero... - Se llevó ambas manos a los ojos, sus ojos se habían llenado de lágrimas al recordar lo que a los grandes imperios les pasaban de pronto.
- Italia... No es necesario que llores... - Hizo que bajara las manos para solamente tomar la izquierda ajena. - No me gusta ver que lloras por mi culpa.
- Sinse Roma... - Se percató que SIR iba subiendo su propia mano derecha hasta tocar su mejilla y secar las escasas lágrimas que corrían por su rostro.
- Quizá por eso aquella vez te ayudé, la primera vez que te vi en el bosque, te veías muy linda, ¡a-ah! Digo... ah, sigues siendo muh linda pero ... ¿Cómo decirlo?... - Se sonrojó un poco, inclusive sus manos se habían puesto un poco frías y decidió retirar la mano derecha del rostro ajeno y salió corriendo en dirección opuesta.
- ¿Uh?... - No sabía que el germano iba a reaccionar de esa forma, suspiró y se dispuso caminar hacia la casa de Austria.
SIR había sido aquel "moustro" que había espantado a Italia cuando regresaba del pozo, no fue su intención el espantarle, lo había hecho por error ya que él iba casa de Austria a informales varias cosas sobre Prusia y su poco avance que tenía. SIR empezaba a experimentar aquello que le hacían llamar "enamoramiento" pero ¿Cómo era posible si en pocas ocasiones se habían visto o hablado frente a frente, la mayor parte del tiempo Italia estaba haciendo deberes y Austria no le permitía a SIR verle así que, no tenía otra opción que mirarle desde lejos, quizá se había enamorado de su presencia tan encantadora, tan linda y llena de energía.
El día después de ese intento tan vergonzoso de querer explicar lo que pensaba sobre Italia el día que le vio por vez primera en aquel bosque, SIR se dedicó a descansar un poco de tanto viaje, quería saber que cosas pasaban en casa de Austria.
Se adentró en la casa, visitó la sala de estancia e incluso se perdió un par de veces. Iba caminando entre los estrechos pasillos de la enorme casa cuando escuchó un pequeño jadeo, parecía que alguien estaba llorando, miró a los lados y escuchó con atención de donde provenía el sonido, no tardó mucho en encontrar la habitación de donde se escuchaba el llanto en un tono muy bajo.
-¿hay alguien ahí?... - pegó su oreja derecha para escuchar alguna respuesta, pero solo escuchó el llanto, le parecía familiar, ya había escuchado ese llanto antes. -¿Italia?... ¡Italia!. Ya te sacaré de ahí.- Intentó abrir la puerta pero estaba cerrada así que buscó las llaves en cajones que estuvieran cerca de ahí. Regresó con dos pares de llaves en mano y fue metiendo una por una en la cerrojo hasta que dio con la correcta, abrió la puerta y la luz de fuera iluminó poco a poco la pequeña habitación oscura.
- Italia... ¿Qué te sucedió? ... - Dijo SIR mientras se acercaba lentamente a Chibitalia, le tomó de la mano y ambos salieron de ahí.
-Si'Sinse Roma... - Obviamente estaba llorando, no le gustaba la oscuridad y menos cuando estaba solo. - Austria me... me metió aquí.
-¡¿pero por qué?!. - Exclamó con preocupación.
- Bueno... Seguía con miedo a toparme con un moustro en el bosque...
- Pero te dije que era yo...
- L'lo sé pero... uh... fue mi culpa.
- Ya, no te preocupes. -le dio palmaditas en la cabeza y suspiró levemente. - Oye, Italia, escuché por parte de la señoría Hungría que te gusta mucho cantar ¿no es cierto?
Italia asintió varias veces y se secó las lágrimas. - Si, ¿por qué lo pregunta, Sinse Roma?.
- Bueno... es que... yo quisiera escucharte cantar, quisiera que cantaras solo para mi... - Tomó ambas manos nuevamente y se acercó un poco. - Italia...¿podrías cantar para mi?...
- Sinse Roma... - Sonrió levemente y volvió a asentir. - claro que si, cantaré para Sinse Roma. - Ladeó un poco la cabeza.
Fue entonces que sin previo aviso, Austria apareció, no sabía que estaba pasando pero al ver a Italia fuera del cuarto este suspiró y se cruzó de brazos.
-¿Se puede saber que haces fuera?... - la pregunta del austriaco se dirigía a Italia.
- Yo...uh...
- Yo la saqué...Digo...no podía dejarle ahí llorando, era un mal castigo. - hizo un pequeño ademán para indicarle a Italia que se fuera de ahí e Italia le obedeció.
- SIR Sabes que eres totalmente bienvenido a mi casa pero Italia es una sirvienta y tiene que aprender a obedecer.
- Pero... ella debería estar cantando, bailando o pintando... no...
Fue interrumpido nuevamente. - Aun así, está viviendo en mi casa y las reglas se seguiran al pie de la letra mientras ella viva conmigo, no quiero escuchar nada más. - Se retiró y dejó ahí solo a SIR.
-¿Hasta que siga viviendo contigo?... - musitó, tenía que hacer algo y ciertamente ya lo tenía pensando.
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Mi Primer Amor.
FanfictionEsto es un fanfic basado en los personajes de Hetalia "Sacro Imperio Romano y Chibitalia". Todo se desarrollará en una historia alternativa [A.U]