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Volví a mirar el reloj que se encontraba encima de la barra, sólo me quedaban diez minutos y podía irme. En ese momento recibí una llamada a mi teléfono, cogí con la mano izquierda las dos jarras de cerveza que debía llevar a la mesa cinco y con la otra saqué mi móvil del bolsillo de mi delantal y descolgué.

-¿Dónde estás?-Preguntó la voz de mi mejor amiga de fondo.

-Ya casi llego, voy por el puente.-Mentí, si se enteraba de que llegaba tarde a su fiesta de cumpleaños me mataba.

-Hace 20 minutos que me dijiste que ibas por el puente, ¿todavía no has salido?-Me respondió con la voz cansada, siempre me decía que dejase el trabajo y lo iba a hacer pero no hasta que encontrase otro mejor.

-Atiendo una mesa más y salgo, te lo prometo.-En ese momento colgué la llamada, deje las dos cervezas de la mesa cinco y me dirigí a atender la que sería, la última mesa de la noche.

-¿Qué desean?-Pregunte a los cuatro hombres mientras sacaba bolígrafo y libreta

-Perdona, ¿nos podría atender tu compañera? Esa de allí.

Harta estaba de que tuviese que escuchar lo mismo diez veces al día, pero el cliente siempre tiene la razón así que con una sonrisa les respondí.

-Sé que no tengo la apariencia de una camarera joven, lo siento, iré a por mi compañera-Solté una sonrisa fingida y me fui a cambiar , finalmente podría dirigirme a la fiesta de Mia.

Me desperté a las ocho de la mañana al escuchar unas llaves en la cerradura, me fui hacia el salón y allí se encontraba Mia con los tacones en la mano.

-¿Por qué te fuiste tan pronto?

-Estaba cansada.-Mentí, otra vez. No es agradable que tu mejor amiga este rodeada de hombres en su fiesta de cumpleaños, mientras una se encuentra en una mesa sola y aburrida.

-Te perdiste lo mejor, por cierto, ¿no tenías hoy una entrevista?

-¡Es verdad! Voy a prepararme.

Entré al baño y me miré en el espejo, esta era mi oportunidad para salir de aquel bar y tener un buen trabajo. Trabajar en la administración de una revista no era lo que siempre soñé, pero bueno, de algo hay que comer.

Me fije en mis rulos y mis pecas las cuales hacía que todos mis pómulos se vieran rosados. Realmente sentía que me veía bien así que decidí ir a vestirme ya que nunca me pongo maquillaje.

Me puso una camisa blanca para ser más formal con unos pantalones negros con corte por encima del tobillo, creo que leí en algún lado que ahora volvían a estar de moda. Me decante por unos sencillos calcetines blancos, unos zapatos y me dirigí hacia mi entrevista.

Mientras cruzaba el paso de cebra me quede mirando el edificio, realmente era grande y las personas que salían de el vestían tan bien que por un momento me sentí avergonzada, de repente sentí un fuerte golpe y acabe en el suelo.

Había algo blanco en el suelo, de forma cuadrada, ¡mi diente! Justo ahora no, ¿Cómo haría una entrevista sin un incisivo?

-Oye, ¿no te levantas porque realmente te duele? o ¿estás avergonzada de qué todos te estén mirando? Si quieres yo no miro.-Dijo una voz profunda de hombre con las manos tapándose su rostro.

-No, mi diente, se me ha caído el diente.-Empecé a sollozar como si fuese una niña pequeña.

-No sé como decirte esto sin que parezca humillante pero, eso es un chicle, se me cayo cuando nos chocamos.- El chico cogió el chicle del suelo y se lo llevo a la boca.

She Was PrettyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora