Vívian

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-Un café solo con mucho azúcar para llevar por favor.

Le esperaba una noche agotadora corrigiendo exámenes de alumnos de primer curso, el más desesperante. Todos se creen unos artistas hasta que una bruja mal follada, el cuál suele ser su triste papel, los devuelve a la realidad donde la creatividad y el empeño no lo es todo. Aunque este año parecía haber algo de talento, no habían notas de mucha categoría pero si sus inicios.
Aún así, Vivían, la denominada bruja y profesora de dibujo artístico de 1° grado odiaba las largas noches de corrección de trabajos. Su experiencia le hacia reconocer que más de los trabajos que quisiera admitir los habían realizado en media hora dándole mucho, y no había cosa que detestaba más que perder el tiempo con quien no lo merecía, despreciar las horas de sus sagrados días en su única vida en alguien que no le regalaba ni siquiera más de treinta minutos. Demasiado había malgastado ya su vida para sus escasos 35 que estaba a punto de cumplir.

Las 12 y media y al menos una docena más por corregir, después de lo trabajado se merecía comer algo. Era muy tarde para cocinar, más que nada por la pereza que le suponía ponerse a ello, así que simplemente se acercó al congelador y se apoderó de la tarrina de helado como una adolescente a la que le acaban de romper el corazón y se harta de llorar viendo dramones en la televisión. Ella simplemente lo consideraba un manjar digno de dioses apto para cualquier comida, lugar o situación.

Era ya pasada la 1 cuando terminó pero tenía que dejarlo hecho esa misma noche, la evaluación se le estaba echando encima y junto a ella la idea de que hacer en vacaciones. Adoraba las vacaciones, es la época en la que se liberaba de toda preocupación pero detestaba las de invierno, ya que entonces sustituía preocupaciones por compromisos. Y más cuando esos compromisos eran con gente que le dolía el simple echo de verlos.

Esta navidad no se planteaba mejor que la anterior, es decir cena familiar hablando de la pobre alma mártir de su padre y de lo horrorosa que fue su muerte, puede que más tarde una buena borrachera para no tener que soportarlos y una resaca tan horrible que no saldría más el resto de las vacaciones. O al menos así habían sido los últimos 3 años, y el echo de no asistir era impensable ya que eso suponía unos horribles meses de visitas, llamadas y reproches.
Para su desgracia su familia era muy "normal" . Es decir ella nunca tubo una abuela cariñosa la cual le daba dulces a escondidas de su madre y era compinche de sus planes, la suya le decía que se controlase un poquito que si seguía así de rellenita y marimacho no habría quien la casase, que bellos recuerdos de infancia. Sus padres tampoco se escapaban. Él se pasaba el día trabajando y cuándo volvía siempre era el bueno, hasta que pasase algo que lo implicase, entonces la cosa cambiaba bastante. Para el su única función era traer dinero a casa, el papel de padre no sabia ni lo que era.
Ella sin embargo lo hacia todo, y cuando se dice todo es todo, trabajaba, criaba a Vívian, llevaba la casa ... tanto hacia que llegó el día que dejó de ser ella, dejo de criar a Vívian para solo intentarlo lo mejor que podía, excusándose por cada error y cada mala palabra y convirtiéndose en una víctima de si misma y de lo que ella había creado, dejando a Vívian con la única opción de madurar. Del resto ya no hace falta ni hablar, total que es la familia más que ese grupo de desconocidos con los que por compartir sangre te obligan a asistir a compromisos en vacaciones.

HeroínaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora