el chico de ojos negros.

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-¿¡No puedes hacer nada bien, verdad!?-
Gritó el cantante principal de aquela banda de Rock clásico mientras ensayaban en aquella habitación.

-¡Desde arriba!-

El baterista tocó 5 veces con sus baquetas y comenzaron a tocar otra vez durante horas seguidas. Ian, el chico del bajo ya estaba algo cansado, pero si quería vivir de la música, tendría que darlo todo por ella.
Esa noche compraron cervezas y ese grupo se dispuso a tomar todo lo que quedaba del día.
Ian era el menor de los integrantes, tan solo tenía 17 años, mientras los demás tenían 20 o quizá más.
El chico era delgado, alto, de cabello negro y mirada fría y penetrante, tenía unos ojos que podían intimidar a cualquiera, y tal vez por eso era integrante de una banda llena de chicos mayores, el cumplía con todos los requisitos.
Despertó en el suelo a un lado de su bajo. Toda la banda estaba en el suelo, algunos con resaca, otros aún seguían inconscientes. Eran las dos de la tarde, por lo que se puso de pie, pero al momento un terrible dolor de cabeza invadió su cuerpo, obligándole a sostenerse en la pared.
Con dificultad, el menor sin despedirse de los demás salió a la calle con su instrumento, amplificador y mochila y esperó a que un taxi pasara para subirse de una vez, sólo quería llegar a su casa y continuar tocando.
Pasó como media hora, el recorrido hasta su casa era largo pero entretenido. Pudo observar los distintos parques, construcciones, centros comerciales y demás, el viento en la cara era como una bendición ese día.
Pasó por el hospital principal. Ese enorme edificio en el que anteriormente el había estado por las múltiples locuras con su grupo, como la vez en la que se accidentó en motocicleta con ellos, o entre sus múltiples tocadas en parques, no pudo evitar dejar escapar una sonrisa por los recuerdos.
Finalmente el menor llegó a su hogar. Abrió la puerta y entró como si nada, en dirección a su habitación. Sus padres peleaban otra vez, nisiquiera se dieron cuenta de cuando el menor había llegado a la casa.
Las dos criaturas de once y seis años se encontraban en su habitación peinandose y escuchando música para no escuchar los gritos en la casa.

Ian simplemente cerró la puerta de su habitación con seguro y se recostó en su cama para poder dormir otra vez. Estaba tan cansado de esta vida, tenía sus momentos buenos, eso no se podía negar, pero era algo triste.
Poco a poco fue cerrando los ojos pensando en que dentro de poco todo eso cambiaría, se iría a la capital del estado y su vida seguiría mejor sin nadie que le pudiera lastimar, viviendo de lo que más amaba: la música.

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Bueno pues, espero y les gusten los personajes❤
Que la historia nisiquiera ha comenzado.... (?)
Okno, pero bueno uwu

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