Me temblaban las piernas, las manos y la voz.
Sentía como en vez de comerme el mundo, el mundo me devoraba a mí.
Quise tirarme al suelo y llorar, el corazón me latía a mil.
Me costaba respirar con normalidad.
Era abrir la boca y reventar, o gritar en silencio y sonreír.
Mi cuerpo daba tumbos de un lado a otro, me sentía tan frágil, tan rota.
Tenía un limite muy alto, y el tiempo lo había superado.
El miedo se apoderó de mi.
No puedo más, me rindo.
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Historia CortaUna chica cualquiera, que quiso poner punto y final, a aquello que nunca acaba, esa era yo.