Antes.

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La joven salió de la casa con su fiel amigo de lado y unas maletas acompañándole.

—No era necesario sacar las maletas—murmuró una pelidorada detrás de ella cargando otra grande. —Y gracias de nuevo por dejarme quedar en tu casa, me es más fácil tomar de aquí el barco.

—No es nada Rapunzel, quería distraerme un poco pero nunca me imaginé hasta qué grado.

—Entonces lo único que tienes de él es la sudadera azul con escarcha ¿Qué lunático puede traer nieve a la playa? Ups...

—Me gusta saber que no soy la única lunática—susurró y la chica se encogió de hombros—, ya no importa.

—Lo siento Elsa, no era mi intención y sabes que soy la menos indicada para hablar sobre eso.

—No es lo mismo Rapunzel—rodó los ojos cansada—siempre me lo dices pero es completamente distinto. Mis poderes son destrucción y son peligrosos e inestables, en cambio los tuyos sanan y...

—Ambas fuimos elegidas Elsa—le tomó de las manos. —Y a nadie le dan nada que no sepa llevar así que quítate todas esas ideas de la mente y ven aquí que ya casi me voy—Extendió los brazos y ella le abrazó

—Te extrañaré Punzie

—Yo más...pero solo serán unos días. Lo prometo.

Ambas se separaron por el claxon de un auto negro que se estacionó junto a ellas y bajaron dos hombres vestidos completamente de negro y semblante serio.

—Princesas...—se arrodillaron frente a ellas y asintieron levemente con la cabeza. Ambos se incorporaron y sacaron las pesadas maletas.

—Mis padres siempre exageran con la seguridad—murmuró la pelidorada molesta, la rubia sonrió y le abrazó nuevamente.

—Que el viento les favorezca...

—¿No creerás que me iré así nada más, verdad? Te llamaré todos los días para saber cómo te va con tu héroe salvador.

—Es mejor que te vayas—dijo riendo y se montó en el auto dirigiéndose al puerto. Ella suspiró pesadamente y acarició al perro a su lado. —¿Qué hacemos ahora campeón?

El cachorro apuntó hacia el inmenso castillo y ladró, ella sonrió.

—Sí Olaf...hay que regresar con Anna


Estaba en el crepúsculo y las calles se comenzaban a poner silenciosas más sin embargo no tenía miedo. No hasta que sintió la sombra de alguien, aceleró el paso y miró alrededor. Estaba solitario.

—¿No es la princesa? —preguntó uno de los hombres. Su respiración se volvió agitada.

—Sí, es ella... ¿Cuánto crees que nos den por ella?

—Millones seguro...vamos Srita.

—Aléjense de mí—fue retrocediendo y resbaló con un charco de agua cerca de la alcantarilla. Una barrera de hielo se formó frente a ella separándola de los hombres, estos cayeron impresionados y después se dio cuenta que venían armados, era obvio que solo eran pandilleros.

Una silueta se acercó al lugar y empuñando su cayado en lo alto los hizo caer pues un ráfaga de viento y hielo salieron por medio de un rayo azul. Se levantaron y salieron corriendo.

—¿Estás bien? —Asintió confundida—Eso estuvo cerca, es mejor irnos ahora—la tomó de la mano pero esta la apartó. — ¿Qué sucede?

—¿Cómo es que...?

—Ah, ¿eso? Bueno pues soy igual a ti y si me lo permites te llevo a tu casa.

—Es en el castillo. Está muy lejos y no quiero seguir importunándolo así que es mejor que se retire—habló educada y caminó recta siguiendo la calle.

—Escúchame, estuviste en peligro con esos hombres que quien sabe que querían de ti y no te podría dejar ahí expuesta nuevamente, nos iremos a tu casa ahora—la cargó estilo nupcial y pudo reconocerlo en ese momento. No dijo y ni objetó nada, solo permaneció en silencio y se aferró a él cuando emprendieron vuelo ocultándose en su pecho.

Llegaron y sintió un profundo alivio al pisar el suelo firme del castillo, él entró atrás de ella mirando a su alrededor hasta que entraron y no pararon hasta llegar a la sala.

—¡Elsa! —Gritó su madre en cuanto le vio de pie y fue a abrazarla—Creí que regresarías cuando Rapunzel se fue y eso fue hace horas ¿Estás bien?

—Sí, madre. Y todo gracias a este caballero.

—¿Cuál es su nombre?

—Jack Frost, mi rey—hizo una reverencia—Es un honor para mí conocerlos...

—Un momento...—la hermana menor se acercó— ¿Tú tienes...?

—Así es señorita, soy como ella. —giró la cabeza para poder mirarla. Estaba contemplándolo como si se tratara de un bicho raro o un artefacto sumamente valioso.

—¿Cómo los controlas?—murmuró sin apartar su vista de él.

—¿De donde vienes? —esta vez fue el rey

—¿Quiénes son tus padres?

—Lo van a enfermar con tantas preguntas—sonrió amable la chica pelirroja.

—No importa. Soy Jack Frost, no recuerdo a mis padres y vivo con el hombre que se hizo cargo de mí y sus socios que son hombres de negocios, bueno, casi todos.

—¿Por? —preguntó nuevamente la pelirroja

—Porque hay una mujer entre ellos—sonrió de lado y todos lo hicieron igual aliviando la tensión, excepto la rubia. —Los controlé porque me ponía a "jugar" con sus guardaespaldas que parecen yetis y porque tenían demasiada seguridad. Por eso esos hombres no me fueron difíciles.

—¿Cuáles hombres?

—Los que emboscaron a su hija mi señor...

—¿Elsa?

—No los vi venir papá.

—¿Y si te hubieran hecho algo? No podemos seguir arriesgándonos.

—Que Jack se quede con nosotros—dijo Anna tomando su mano—Supo protegerla y lo seguirá haciendo si está aquí, hay muchos cuartos en el palacio padres, y nada mejor que sea por nuestro bienestar y protección...



—¿Hola?

—Soy yo, solo quería reportar que todo va bien conforme al plan...ya logré entrar. Es hora de la segunda fase—sonrió de lado. Todo marchaba a la perfección.

"El Dueño de mis Noches" (Jelsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora