Primera Noche...

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El día trascurrió con normalidad para todos excepto para la rubia, cada momento se le hacía eterno y la espera una tortura. Los nervios le carcomían por dentro las entrañas y cada vez se arrepentía más.

Se encontraba en su habitación sola como siempre, pero con la diferencia de que estaba inquieta, dando vueltas de arriba para abajo y de un lado a otro. Él se asomó por la ventana y tocó pues estaba cerrada, pegó un grito del susto pero se acercó para abrirla y que el saltara.

—Bueno—se incorporó con una radiante sonrisa— ¿Nos vamos?

—No estoy segura—admitió

—Tranquila, no pasa nada. Perú tiene 6 horas menos por lo que si nos vamos ahora llegaríamos a la 1 de la tarde dándonos tiempo de aterrizar y mirar hasta la 1 de la madrugada sin ser notados.

—Llegaríamos a las 7 y el Instituto...

—Sh...—le calló poniendo su dedo en los labios de ella— No te preocupes, todo estará bien ¿vale?

—Hay mínimo 12 razones por las que preocuparme ahora.

—Y todas son aburridas, ¡tienes que vivir! Disfrutar de la única vida que tenemos. Dime ¿Quién más aparte de nosotros tendrá la fortuna de volar sobre el Machu Picchu literalmente y poder pararnos sobre él sin el menor esfuerzo? ¡Solo nosotros! Y en tan solo 12 horas, solo estaremos la noche fuera y si todo sale bien será nuestra primera noche de todas las que vienen.

Suspiró pesadamente y le tomó de la mano mirando la noche. Él se le acercó por detrás y la tomó de la cintura contemplando juntos las estrellas desde su habitación por su ventana.

—¿Estás lista?—preguntó susurrándole en el oído, estaban muy cerca y por primera vez se vieron directamente a los ojos conectando miradas.

—Sí...—susurró si apartarle la vista—Estoy preparada para esto...

Sonrió y la cargó estilo nupcial hasta llegar al borde de la ventana donde saltó y al momento se elevó. Ella se recargó en su pecho como aquel día que por más que quisiera no podría olvidar.

El trayecto fue rápido, demasiado para recorrer esa distancia en tan poco tiempo. Aterrizaron desapercibidos para su suerte. Eran 2430 metros de altura.

—¿Qué te causa tanta gracia?

—Unas personas normales tendrían que haber llegado a pueblo Aguascalientes y de ahí haber venido en tren para acá.

—Sin contar lo que tendría que subir, una buena condición física es necesaria, sobre todo para los aficionados de la vida sedentaria como...

—Como usted, princesa...-sonrió burlón y ella rodó los ojos. — Hum... que yo sepa ese gesto no es el adecuado.

—Bah... se supone que aquí soy una chica normal—se colocó los lentes oscuros y caminó atraída por el maravilloso paisaje.

—Claro... normal, solo que congelada sangre azul corre por sus venas pero... normal—se rio colocándose a su lado y mirando el lugar.

—Me es impresionante cómo los antiguos jefes Incas pudieron hacer la ciudad de las escalinatas... y...

—Ha estado haciendo muy bien su tarea...-se rio y ella le sonrió

—La vista es excepcional. Nunca había experimentado algo igual... es decir, en los libros todo se veía hermoso pero... vivirlo es... mágico.

—Okay, de acuerdo ven... vamos a tomarnos una foto.

"El Dueño de mis Noches" (Jelsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora