Todos mis veranos los paso sola junto a mi abuela en el pueblo de mis sueños. A medida del tiempo yo ya tenia mi grupo de amigos, 20 personas que me deslumbraban con sus personalidades diferentes. No eran cualquier persona, si no, eran mis personas y cuando estoy con ellos siento paz y felicidad. Ellos formaban mi sonrisa junto a mi abuela y a mi perra, Mitzy, mi única mejor amiga.
Otra de las razones por las cuales amaba dicho pueblo era porque podía alcanzar mi físico soñado con el solo hecho de no comer. Tan feliz era....
Una tarde de enero del 2014, en la casa de mi prima, junto a mis pares femeninos, decidieron buscarme mi primer beso. El tan esperado primer beso. El comienzo de mi final. Una alegría llena de tristezas. Nombres pasaron hasta que llego el mismísimo Francisco Longo. Mi primera impresión fue que era alguien bueno y coincidía un 100% con el hombre que me imaginaba casándome y teniendo hijos. Ni siquiera lo conocía y ya era el amor de mi vida. Y así fue como me arreglaron mi encuentro con Pancho (como le decían) en un lugar que era en el medio de la nada y si mis amigas no me hubieran acompañado pensaría que me iban a violar. Llegue y ya estaba esperándome, sentado en un ladrillo y mirándome de arriba a abajo. Resumiendo en pocas palabras, la situación mas incomoda de mi vida, pero volvería a repetirla sin duda. Nuestro amor duro poco, para ser más precisos, dos semanas. Pero mi enamoramiento duro todos los días de todos los años hasta la actualidad (2016).
Mi familia no se podía enterar ya que, como dije anteriormente, para ellos los de ese pueblo eran "negros". Por lo tanto mantuve ese secreto que aún no se reveló. Mi año de compañeras, que eran mas chetas una que la otra, estaban mas que emocionadas con mi historia ya que fui la primera en dar el primer beso, y sumándole el acto de rebeldía que había cometido. Diciéndolo parece un pecado, pero simplemente fue un amor de verano, y como dice el dicho, los amores del mar nunca llegan al altar.
Durante el año viví en un estado de depresión constante, siendo obligada a comer, pero eso no era un gran problema porque lo vomitaba después. Solo pesaba 47 kilos, pero solo veía grasa por doquier. Pensaba que era una bola de grasa y mi mayor deseo era poder hacerme una liposucción en todas las partes de mi cuerpo. En esa depresión tambien estaba Panchito y mi constante revisión de su vida a travez de las redes sociales. Me alimentaba su vida de soltería y mis imaginaciones en mi cabeza de nuestro amor que jamas terminaba. Era nada mas ni nada menos que una pendeja enamorada. Pobre de mis mejores amigas que me tuvieron que soportar, pero cuando se habla de amor, es un virus despiadado que ataca todas tus formas de concentrarte y te hace quedar como una pelotuda. Para mí, eso es el amor. Como ven, soy lo mas pesimista y realista que una persona puede ser, pero la vida me hizo así, y al final de este libro van a poder entender de que estoy hablando.
Mi relación con mi familia era normal, plena confianza y siempre seguía las ordenes sin reprochar nada. Pero ese beso, ese maldito beso saco de mi la autoestima necesaria para poder defenderme de las injusticias que me realizaban que me impedían conseguir mi felicidad. Después de todo, no fue tan malo, El virus del amor en mi ser.