CAPITULO 1
Las siete de la mañana hora de levantarse, apago el despertador y me levanto de la cama deseando poder dormir cinco minutos más, arrastro mi cuerpo por el pasillo, voy a la cocina y pongo dos rebanadas de pan en la tostadora y la cafetera en el fuego, voy al baño, me miro en el espejo y mi reflejo se ve apagado, se nota que estoy cansada mi cara, mi cuerpo, mi mente lo están, oigo el café borboteando en la cafetera vuelvo a la cocina ,me sirvo una taza y me enciendo un cigarro ''Deberías tirar esa taza'' me dice mi mente y sé que tiene razón pero me trae demasiados recuerdos unos muy buenos y otros horriblemente malos, me siento en la mesa y miro mi móvil veintitrés llamadas perdidas y treintaicuatro mensajes, abro los mensajes y mientras los leo me esfuerzo en no venirme abajo y contestarlos ''no es bueno para ti, no es bueno para ti'' apago el cigarro mientras me repito para recordarme a mí misma que ignorarlos es lo mejor que puedo hacer, cuando miro el reloj ya han pasado cuarenta minutos, si no empiezo ya llegaré tarde a trabajar, me lavo los dientes y voy a mi habitación me quito el pijama o así llamo yo a esta camisa de AC/DC desgastada y rota es demasiado grande para mí pero es cómodo dormir con ella ''esta camiseta iría muy bien para limpiar los cristales'' parece que mi mente se ha levantado graciosa esta mañana pero aun así tendría que hacerle caso, me pongo un tanga y sujetador negros a juego y mi uniforme no es muy llamativo unos pantalones negros y una camiseta negra de manga larga en un lado de esta se puede leer ''Café bar El amanecer'' en un color rosa fosforito vuelvo al baño me lavo la cara, me hago una cola alta y me maquillo un poco más de lo habitual pues necesito tapar estas ojeras y que mi cara se vea menos cansada, cuando estoy terminando ponerme el colorete aparece Rudi y se enreda en mis pies.
Rudi es mi gato, siempre me gustaron los gatos y Rudi fue un regalo de Sara mi mejor amiga, me lo regalo para estrenar mi casa nueva hace un año, Sara es guapísima con ese pelo negro azabache y esos ojos azules enamora a cualquiera allí donde va llama la atención ella es dependienta en una tienda de ropa su simpatía natural la hacen buena vendedora somos amigas de toda la vida nos criamos juntas porque nuestras madres eran amigas y desde entonces somos inseparables, pero volviendo al tema de Rudi él tiene unos ojos verdes inconfundibles muy parecidos a los míos pero a diferencia de los míos los suyos desprenden alegría.
-Buenos días Rudi- digo mientras le acaricio su suave cabeza color carbón, él se frota con mis manos mientras ronronea – ¿Tienes hambre pequeño?- a veces me siento estúpida por hablar con él, pero creo que es él que mejor me entiende, voy a la cocina cojo su cuenco del suelo y lo pongo en la encimera, él me mira mientras abro una de sus latas y la vacío dentro , lo dejo en el mismo sitio con su mirada fija en mí ,él me mira sentado y quieto desde la puerta.
-Ya puedes comer, que aproveche- De un solo salto llega a mi posición y empieza a comer
-Hasta luego pequeño glotón- digo mientas me alejo por el pasillo hacia la puerta, del mueble de la entrada cojo mi bolso, mis llaves, mi móvil ,mi abrigo y cierro la puerta principal, hace frio fuera son las ocho y cuarto de una mañana gris de Febrero cojo el ascensor y me abrocho la chaqueta saco mis guantes y mi gorro de un bolsillo y cuando me los estoy terminando de poner el ascensor se para, faltan tres pisos hasta llegar abajo asique hoy bajaré acompañada , cuando se abren las puertas un niño aparece delante de ellas, es rubio y con unos enormes ojos marrones el niño me mira con curiosidad desde fuera no tendrá más de cinco años.
-¡Espera Nico!- grita una mujer desde el otro lado del rellano, pulso el botón para que las puertas se mantengan abiertas y en dos segundos llega una mujer con los mismos ojos que el niño pero ella es tan morena que su pelo me recuerda al de Rudi.
-Hola buenos días- dijo ella algo sofocada mientras cogía al niño de la mano y entraban en el ascensor
-Buenos días, hola Nico eres un niño muy guapo ¿sabes?-le digo al niño que se esconde detrás de las piernas de la mujer.
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Solo una noche ©
RomanceAlexandra es una chica de veintitrés años, camarera y con un pasado algo tormentoso, después de que su novio de toda la vida le pusiese los cuernos, no levanta cabeza, ha pasado por la ruptura de su novio y borrar a su madre mapa en el mismo segund...