Capítulo 24

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-¡Mierda, mierda, mierda!- No puedo evitar decirlo en voz alta mientras intento hacer una misión imposible: Correr con unos tacones de unos diez centímetros por el resbaladizo pasillo del edificio.

Una vez de haber finalizado mi sprint, me coloco mi vestido, un movimiento ondular de cabello para dejarlo cómo lo llevaba des de un principio y me dispongo a picar a la puerta de mi próxima clase, física. Por suerte me toca física con la profesora Amanda, supongo que no me echará fuera de clase.

-Hola... ¿Puedo pasar?

-¿Escusa?-

-Púes... Me dormí.-

-Pasa.- Dice ella lanzando una sonrisa ¡Bien!

Me siento al lado de Andy, el cual también parece que acaba de llegar porqué todavía está sacando sus cosas de la mochila.

-¿Qué te ha pasado?- Me dice él con una de sus sonrisas.

-¿Es que no me ves? He tardado casi dos horas en vestirme, me he despertado a las seis y media y ni aun así he llegado a tiempo.- Él comienza a reírse sin importarle que la clase ha comenzado. Amanda nos mira con una mirada amistosa pero amenazante.-¡Sh! No te rías ¿Y a tí que "escusa" tienes?- Digo imitando el mismo tono que ha usado la profesora de física conmigo.

-Problemas, luego te cuento.- Mi amigo deja de mirarme y mantiene la mirada en frente.

Me volteo y puedo observar cómo Amanda está al lado mío y ya no me mantiene esa sonrisa tan dulce y agradable. Tiene el ceño fruncido y cara de pocos amigos.

-Rachel, cariño, ya que llegas tarde intenta mantenerte callada y al menos intentar aparentar mostrar atención a la clase aunque en verdad no te interese.-

-Lo siento profesora.- Digo en mi mejor tono.

-Cuando acabe la clase quiero que se quede cinco minutos, quiero hablar con usted.-

Andy no puede evitar reírse, lo disimula girando se cabeza al otro extremo pero, mi amigo nunca ha sido un genio del camuflaje.

-Y eso también va para usted señorito Biersack, y por favor quite el casco de la moto de encima de la mesa.-

-Cómo usted diga jefa.-

Amanda se aleja de nosotros y se va delante hacía la pizarra retomando la clase de nuevo.

-TE JO-DES.- Mi amigo, frunce el ceño y volvemos a reírnos pero está vez nos aseguramos que sea por debajo de la nariz.

[****]

El timbre suena y todos salen disparados de clase. Una vez la aula vacía y quedándonos sólo la profesora con lentes, yo y mi amigo decidimos acercarnos a su mesa.

-Bien, chicos. Sentaros.- Ocupamos los primeros sitios, ella toma una silla y se pone delante nuestro.- ¿Qué te ocurrió ayer Andy?-

-Estuve en casa, no me encontraba bien.-

-¿Rachel te paso los deberes?-

-Sí, si quiere se los puedo enseñar.- Mi amigo se pone serio, no he olvidado que aunque Andy haya hecho una cambio enorme sigue siendo el mismo cerebrito y aplicado en sus notas.

-No hace falta. Está bien, después de mis clases ¿Rachel dónde estuviste?-

-En clases ¿Por qué me pregunta eso profesora?-

-Porqué soy tu tutora y no soy tonta.- Dice ella poniéndose en tono más serio.- ¿No tienes nada que contarme?

Andy y yo nos miramos poniendo muecas sin entender, aunque puedo jugarme la mano al fuego que seguro que se ha dado cuenta que nos vio saliendo del instituto. En tremendo lio nos habíamos metido.

-No.- Decimos al unísono.
-Está bien ¿Y si les digo que me digan lo que me digan no va a salir de aquí y quedará entre nosotros? ¿Me lo explicaréis?-

Andy y yo nos miramos. Dudamos. Pero la verdad es que nuestra tutora Amanda, era muy enrollada con todos sus alumnos no cómo el viejo de Germán el profesor de historia, que cuando vio a Sean y Andy que se estaban a punto de pelearse de que poco llama a los guardias de seguridad.

-Bueno... vine a buscar a Rachel y nos saltamos las clases de la mañana.-

-O sea, que no estabas malo y te saltaste todas las clases de la mañana ¿Cierto?- Él asiente.

-Amanda, no fue culpa suya. Él estaba en su casa pero, quería salir de allí y él me vino a buscar cómo un favor que le pedí, él no tiene la culpa de nada así que sí tienes que llevar a alguien al despacho del director Butler llévame a mí y cargaré con mis actos.-

-¿Qué? ¿Rachel pero que dices? ¡Pero...-

-Andy da igual, no quiero que te metas en problemas por mi culpa.-

Andy me mira incrédulo y cuando iba a abrir su bocaza delatadora Amanda nos interrumpe.

-A ver, Rachel está bien lo que has hecho. Has sido honesta y has protegido a tu amigo o lo que quieras que sean.- No me lo puedo creer ¡Hasta los profes saben que somos "pareja"!- Pero no te voy a llevar al despacho, cómo ya he dicho antes esto se queda aquí entre nosotros.-

-Muchas gracias Amanda.- Le digo luciendo mi mejor sonrisa.

-Pero...- Aquí viene el puñetero y típico pero...- No quiero volver a enterarme que hacen una de las suyas y que hablen más en clase ¿Entendido? He recibido muchas quejas sobre Ustedes dos que se pasan la clase entera hablando y riendo.-

Andy y yo nos echamos miradas cómplices.

-Está hecho.- Mi amigo se levanta cerrando el trato.
-Se pueden ir.-

Me levanto y dejamos a la profesora de química sola con sus fórmulas.

[****]

-Nunca pensé que Amanda sería tan enrollada con nosotros.- Me dice Andy mientras observa cómo guardo los libros en mi Casillero.

-Ni yo pero, está bien tenerla cómo tutora podemos confiar en ella.-

Andy se encoje de hombros y se hace el indiferente.

-Oye, conmigo no tienes que compórtate así.- Le digo entre risas, él avergonzado también se ríe.

-Lo siento, la costumbre.- Le pego un sape, él se queja.-

¡¿Pero a que ha venido eso?!
-¡Un chico malo nunca pide perdón!-

-¡Pero si me dijiste que a ti si te tenía que pedir perdón cuando me equivocará!-

-¡Qué va! ¡Andy no inventes!-
Comienzo a caminar pasillo abajo. Escucho las risas de Andy y sus pasos acercándose a mí. Me toma de la cintura y engancha nuestros cuerpos sin dejar de caminar.

[****]

El fino aire refresca mi piel y obliga que mi pelo haga pequeños movimientos.

Sentada en la hierba del campus tengo en mi regazo la cabeza de Andy con sus ojos Azules cerrados sin dejar más una visión oscura.

Toco su cresta quién yo misma le enseñe a peinarse. Su piel palida chocaba con los rallos del sol, haciendo que la absorbiera y su color aumentará para uno mucho mejor.

-¿Te has hecho perfume?-
-Sí ¿Por qué?- Me río.

-Hueles a cereza.- Puedo ver esos ojos y esa sonrisa que me hacía sentir mejor.

-Buen olfato Biersack.- Nos reímos.

-¡Eh, tú Biersack!- Esa voz, no por favor. Siempre molestando.

Proyecto Chico Malo En MarchaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora