QUINTA PARTE "LA MUERTE"

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Brittany y Harry no se preocuparon por esconder el cadáver, lo dejaron ahí sin más, y se quedaron observando el atardecer ante el paisaje irrumpido por el grandioso Golden Gate, brillando como nunca lo había hecho. Luego procedieron a regresar, orgullosos de su nuevo éxito.

Recién entrada la noche, Stephanie manejaba un poco más apacible, pues pensó que después de todo, su esposo debió haber logrado escapar. Esta siguió la cansina ruta cuando vio una extraña forma extendida en la carretera. En ese momento se le detuvo el corazón, la esperanza que había alcanzado a cultivar se desvaneció en un solo instante, ahora solo quedaba esperar lo peor, y sin siquiera haber salido del automóvil, las lágrimas ya habían empezado a brotar de sus ojos. Finalmente cuando salió del coche y confirmo lo que temía, simplemente se posó junto al cuerpo de su esposo. Después se le sumaron gritos al llanto.

Llevaba ya un buen tiempo así, postrada inútilmente, sabía que no había nada que hacer. El viento frío de la noche la asfixiaba mientras las luces del camino aporreaban sus ojos, cuando repentinamente ve una sombra que se acerca, esta pensó que era una ilusión, parpadeó varias veces y se restregó los ojos, pero la sombra seguía ahí. Era real, estaba segura. Y también estaba muy cerca de ella. La sombra empezó a hablar:

-Hola Stephanie-. Le dijo una voz conocida.

Trato de recordar dónde la había escuchado pero mientras tanto aprovechó el tiempo para hacer otra pregunta:

-¿Qué quieres?

-Quiero terminar un trabajo, señorita Bach-. Contestó una voz de una mujer ya bastante madura, de tal vez unos treinta o cuarenta años.

La sombra comenzaba a tener claridad y repentinamente el recuerdo le llegó, y tras la confusión moduló las únicas dos palabras que se le vinieron a la mente:

-¿Señora Hazel?

Después de su pregunta, Stephanie brincó de un susto al escuchar dos disparos, seguramente provenientes de un arma. Después llegó el dolor, y en vez de cegarla le dio forma a lo que tenía en frente: un arma.

Stephanie comenzó a desangrarse junto al cuerpo de su esposo, y no pudo decir nada más, pues la poca vida que le quedó se desvaneció tan rápido como la de su esposo.

Los cadáveres yacían bajo el panorama nocturno de San Francisco, mientras Hazel recorría el camino de regreso a su casa. Una vez allí, tomó el teléfono y llamó a su empleador, este le contestó casi inmediatamente:

-¿Hazel, está listo?

-Sí, lo está.

-Gracias. Has sido una pieza muy importante para mí en este 'juego de ajedrez', cuando quieras reclama tu recompensa-. Luego de esto, Bill colgó el teléfono y retornó a sus labores.


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⏰ Última actualización: Jan 30, 2016 ⏰

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