Narra Charlotte.
Terminé de atarme las deportivas y salí de la casa para hacer footing. Me coloqué los auriculares y empecé a correr. Eran las siete de la mañana y se veía poca gente por la calle. Algunas de estas personas sacaban a pasear a sus perros y otros hacían cómo yo, correr. Empezaba a hacer calor, así que me quité la chaqueta de punto gris que llevaba y me la até en la cintura.
Al volver eran las ocho, las otras chicas todavía dormían y aproveché para ducharme. Al terminar me puse una camiseta naranja y unos pantalones negros. Fui a ver a la gatita que encontré en la calle.
-Pequeña, todavía no tengo nombre para ti, supongo que lo encontraré pronto.-Dije mientras le ponía algo de comida en el cuenco.
-¿Hablando con el gato?
-La gata.- Respondí.
-Lo que tu digas. Oye, tenemos que ir a trabajar a las 9, voy a prepararme.- Dijo Vivi.
-¿Tenemos?
-Si, ¿No te acuerdas? Te conseguí trabajo en la misma casa que yo.
-Ah sí, es verdad. ¿Y cómo vais vestidas?
-¿Eh?
-Si lleváis uniforme o algo.
-Ah, un vestido blanco con unas bailarinas a juego. Y encima llevamos un delantal celeste.
-Bueno, podría ser peor.
-Sí, podría serlo. Venga, vamos.
-¿Cúanto llevas trabajando ahí?
-No sé, unos meses. Dos, tres, quizás.
-Vivi, no he desayunado.
-Ni yo, pararemos en una cafetería a la que voy todos los días. Así conocerás a una de las chicas que trabaja conmigo.
Cinco, (Tal vez diez), minutos después, llegamos a una pequeña cafetería. Dentro había unas siete u ocho mesas, no las conté. Las paredes estaban pintadas de un color beige y el suelo era de un color marrón oscuro, casi negro. Detrás de la barra había una mujer rubia, (Teñida, se notaba que no era natural) que nos miraba sonriente. En las paredes había colgados algunos cuadros de diferentes paisajes, y en el fondo, una chimenea. Todos y cada uno de estos detalles, hacían del local un lugar acogedor.
Vivi sonrió a una chica que estaba sentada a una mesa al lado de una de las ventanas. Tenía el pelo negro y lo llevaba recogido en una trenza. Estaba leyendo una revista de moda, hasta que se dio cuenta de que estábamos allí, entonces nos saludó.
-Buendos días. Charlie, te presento a Núria, una compañera mía del trabajo. Núria, ella es Charlotte, trabajará con nosotras.
-Encantada.-Dijo ella. Yo le respondí igual.
Poco después de desayunar caminamos un par de calles, por las que yo no había estado nunca. Poco a poco, dejamos atrás los apartamentos y casas humildes, para entrar en el barrio dónde vivía la gente rica. Se podían ver hermosos chalets con piscina y enormes mansiones. De pronto, Vivi y Núria se pararon delante de una de esas mansiones, llamaron al timbre y abrió una señora mayor, que nos invitó a entrar. Vivi le explicó que yo era la nueva ''asistenta'' y ella me llevó a una pequeña sala, dónde me dio el uniforme, que era cómo me había explicado Vivi. Me lo puse y después me fui junto a Vivi a la cocina, de momento, sólo teníamos que limpiar.
Narra Paul.
Sonó el despertador. Me levanté y decidí ir al gimnasio que teníamos en casa. No tenía mucho tiempo, después me tenía que ir al despacho. Mis padres no habían vuelto del viaje todavía, así que tenía que encargarme del bufete de abogados unos días más. Esta vez Alexia no vendría conmigo. Total, se iría de nuevo a comprar con sus amigas. Bajé al gimnasio después de coger una botella de agua. Subí poco después y me encontré con mi abuela, que me miraba reprobatoriamente, probablemente por cómo iba vestido.
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Polos Opuestos
Teen FictionCharlotte cumple 18 años rodeada de una familia a la que no quiere, por eso decide irse de casa. Una vez fuera, busca trabajo, y lo encuentra trabajando cómo sirvienta en casa de una familia de gran prestigio. Allí vive Paul, un chico algo mujeriego...