Capítulo 4. Una bolsita de calorías llamada donut.

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Narra Charlotte. 

-¡Achís!- Estornudé. Quizás por quinta o sexta vez en lo que llevo de mañana.

-¿Seguro que estás bien?- Volvió a preguntar Celia, mientras colocábamos los platos en el lavavajillas.-Quizás deberías irte a casa y descansar...

-No te preocupes, estoy bien. Ya se me pasará.-Le sonreí.

-Iré a ayudar a Núria y a Carla con los muebles del salón. Si necesitas algo o te encuentras mal, dímelo.

Asentí.

Terminé de poner los platos en el lavavajillas y estornudé de nuevo. Una de dos: O estaban hablando de mí, o estaba enfermando. Me decanté por la segunda opción, ya que claramente, era la más lógica.

Me senté en la mesa y apoyé la cabeza en mis brazos. Por alguna razón, me notaba cansada y empezaban a dolerme algunas partes del cuerpo, aunque no había trabajado mucho.

Narra Paul. 

Cogí la bolsa en la que solía llevar las cosas de deporte y fui a la cocina para coger una botella de agua e irme al gimnasio con algunos amigos.

Ahora que mis padres habían vuelto, ya no trabajaba en la oficina y cómo las clases en la universidad habían terminado, no tenía nada que hacer.

Entré y vi a Charlotte en la mesa, con la cabeza entre sus brazos.

-Charlotte.- Alzó la cabeza al oír mi voz, pero tenía los ojos cerrados. Estornudó.-¿Estás bien?

-Si, es que tengo... Alergia al polen.

-Ah, bueno. Me voy al gimnasio. Si mis padres preguntan por mí, diles que volveré por la tarde.- Asintió.-¿Lo harás?- Pregunté al ver que que volvía a adormilarse.

-Lo haré.-Confirmó.

-Y no te quedes mucho tiempo aquí. Que vienes para trabajar, no a dormir.

Hizo un gesto con la mano, cómo si me invitara a irme y estornudó de nuevo.

-¿Seguro que estás bien?-Asintió y me fui. 

Narra Charlotte. 

Llevé una de mis manos a la frente, para comprobar que no tenía fiebre. Me levanté para beber un vaso de agua, pero volví a sentarme en cuanto lo terminé.

-Charlie.-Dijo Lola.- ¿Te importa venir a ayudarnos con el sofá? No lo podemos mover solas.

-Claro, ahora voy.

Me levanté despacio porque me dolían las rodillas y fui hacia el salón, dónde Celia, Lola y Carla estaban intentando mover el enorme sofá.

Al final, entre las cuatro conseguimos moverlo y yo regresé a la cocina.

¿Por que? ¿Por que motivo me sentía tan agotada? Efectivamente no tenía alergia al polen. Quizás estaba enfermando.

Narra Paul. 

 Cuando llegué al gimnasio Zack y Derek ya estaban allí y cómo de costumbre.  Ian llegaba tarde.

-Siento llegar tarde.- Se disculpó al llegar, quizás diez minutos después.

-Déjalo, ya estamos acostumbrados.-Dijo Derek.

-Y bien, ¿A quien te has tirado esta vez?- Preguntó Zack, tan ''directo'' cómo siempre.

-¿Eh?

-No te hagas el desentendido, Ian. Siempre que llegas tarde es por eso

-Vale, vale. Me habéis pillado. Se llamaba Cri...

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