4

244 6 1
                                    

Me siento tan mal, que las lágrimas corren por mis mejillas y no las puedo controlar. Me voy lo mas rápido posible a casa; ya no me importa nada: ni la fiesta, ni mis amigos, ni lo que puedan decir.

Cuando llego, subo a mi cuarto lo mas rápido que me dan las piernas, me acuesto en mi cama y veo cómo se recrea el momento del beso entre Sebastián y Ana en mi mente infinidad de veces. Ya entiendo todo, el porqué tan misteriosos. Me duele saber que el corazón de Ana no me pertenece, sino a mi mejor amigo. Me duele tanto pues nunca pensé que esto iba a terminar así; hace algunas horas estaba planeando en cómo le iba a pedir que fuera mi novia y cómo estaba dispuesto a entregarle mi corazón y dejarlo en sus manos, pero ella no me quiere de esa forma y lo peor es que aunque su corazón pertenece a Sebas, nunca pensé que me lo fueran a ocultar de esa manera y durante tanto tiempo y ahora no sé cómo voy a soportar verlos juntos, abrazados, besándose y queriéndose, sabiendo que la amo como a nadie en este mundo.

Siento un vacío por dentro, como si algo me faltara, y sé en ese mismo instante que no es un algo lo que me falta, es un alguien, y ese alguien es Ana, porque siempre tuve la esperanza de que sintiera algo por mi... pero no es así y aunque no tengo ganas de nada, sé que tengo que ser más fuerte que nunca, por ellos dos; porque son mis mejores amigos, se aman y merecen mantener su amor y su felicidad aún a cuesta mía, y por mí, claro, porque no puedo pasarme la vida lamentándome por ella sin hacer nada, y así es como decido que voy a luchar por ella.

Trato de repetirme a mi mismo que la vida sigue, pero luego recuerdo que a veces la vida no sigue para muchas personas, y que a veces solo pasan los días sin propósito alguno.

En medio de mi charla mental auto-motivacional, escucho el ruido de mi celular y cuando lo desbloqueo, veo miles de mensajes de la gente preguntándome en dónde estoy, cuando entre esos muchos, veo unos de Ana, entonces los abro para poder leerlos detenidamente:

Ana: Héctor!! donde estas?? llevo rato sin verte!!!

Ana: Héctor, ya te fuiste?? en donde estás?

Ana: Oye, ya me voy. Mañana nos vemos, y no te preocupes que Sebas me va a acompañar a casa. Espero hayas tenido un lindo cumpleaños y lo hayas gozado. Besos!!

Apagué el teléfono y lo tiré a un lado de la habitación. Me da rabia que él este con ella incluso cuando ya sé que ella no quiere nada conmigo. Me duele saber que el la puede abrazar, la puede besar y puede estar al lado de ella y yo no. Cómo quisiera que ella me quisiera a mi y no a él, quisiera estar en un mudo donde sólo estuviéramos ella y yo, nadie mas, y que ella este conmigo a mi lado y que pueda quererme tanto como yo a ella... me gustarían muchas cosas, pero en realidad no es así; su corazón le pertenece a él y no a mi. Mientras pienso en eso, poco a poco mis ojos se van cerrando hasta que no veo mas que la oscuridad en mi mente.


Me despierto porque una luz entra a mis ojos directamente, y mientras me acostumbro a ella, recuerdo todo lo que pasó anoche, o mas bien esta mañana y empiezo a sentirme fatal mientras la tristeza me invade y una lágrima se escapa de mis ojos.

Necesito olvidar todo lo que pasó ayer, aunque sé que en el fondo no podré, porque eso quedo grabado en mi mente; entonces suspiro y preparo mis cosas para entrar a bañarme. Doy gracias a Dios porque hoy es viernes y no tengo que ir a la universidad porque va a haber una junta de profesoras o algo así; el caso es que es una buena noticia pues con toda esta tristeza invadiéndome, no estoy en condiciones de estudiar o aguantar los aburridos monólogos de las profes. Entonces escucho que tocan a mi cuarto y cuando abro veo que es mamá.

- ¡Hola hijo! ¿Cómo estas? ¿A qué hora llegaste anoche? - me pregunta con una sonrisa en su rostro.

- Hola mamá, llegué temprano - le digo con una voz desanimada. Trato de sonar feliz pero por más que lo intente, no puedo.

- Hijo, ¿Qué te pasa? Te noto algo triste... - Me dice frunciendo el ceño.

- Nada mamá, estoy bien; de hecho me iba a entrar a bañar - Trato de sonreír y sonar lo mas feliz posible pero al final la condenada tristeza es tan grande, que fracaso en el intento.

- Está bien, pero recuerda que cuando quieras hablar, estoy aquí para ti - Me dice y solo puedo abrazarla; me separo y salgo de la habitación para darme un baño.

Me siento a desayunar callado y sumido en mis pensamientos, porque no puedo sacarme de la cabeza lo que pasó; tengo que tratar de recuperarme ¿Porqué es tan difícil todo esto? ¿Porqué me duele tanto esto? Definitivamente tengo que superarlo.


Hola chicos y chicas, espero que les guste este nuevo capitulo de "Mi dulce perdición".

No olviden votar y comentar si les gusta; saben que me sería de gran ayuda.

Mi dulce perdición (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora