Alenna Banner || Libro 1

capitulo 8

Subimos a nuestro "transporte prestado" si, bueno Steve lo pidió prestado no faltó mucho para que llegasemos a la ciudad.

Fury mataría a todos luego de saber que su equipo no le hizo caso y se fue sin su permiso. Mire a Clinton el cual se mantenía pensativo mientras manejaba no había mencionado palabra alguna después de habernos subido.

Lleve mi mano al dije que tenía en mi cuello para recordarme a mi misma quien era.

"soy Alenna Banner Ross, una vengadora"

Así de simple, podía volar sin necesidad de tecnología, podía controlar la temperatura de cuerpos y hacerlos morir. Podía hacer eso y mucho más, lo sabía pero en esta ocasión sentía los nervios a piel de flor.

Mire a Steve que se encontraba frente a mi observándome cuidadosamente, tenía el ceño fruncido y sus ojos se encontraban levemente más oscuros de la última vez a la que lo había visto.

Una lágrima fugaz y sin permiso fluyo de mi ojo derecho, lágrima que limpie lo más rápidamente pero ya era tarde el chico del tiempo la habia visto.

-Es hora de bajar.

Todos asentimos silenciosamente y sin paracaídas ni nada me aventé, sentí como fluía el aire, la atmósfera entre mis dedos, vi la Torre Stark y a Loki en ella junto al doctor Selvig, oh no Loki hoy no es tu día de suerte créeme que no.

Cuando vi el suelo cerca empuñe mis manos deteniendo mi caída, las abri lentamente haciendo que cayera de una forma cómoda y parada los demás me veían sonriendo.

-Buen aterrizaje Alenna.

Asentí a lo que me dijo Steve, no localice a Natasha pero rápidamente escuche su voz en el intercomunicador.

"Abrieron el portal"

Mire al cielo y una clase de criaturas raras, asumí que serían lo Chitauris los que comenzaron a salir del dichoso portal, los nervios hicieron acto de presencia.

-Alenna...ataca.

Sentí una rabia crecer dentro de mi cuando recordé la razón por que iba a terminar esto y es que Coulson había muerto para que este imbécil intento de Dios nórdico ganará.

Y me concentre levantando mis manos y hacia que unas naves tiraran a sus portadores, Loki se dirigió rápidamente hacia mi.

Tal vez y hoy no era mi día de suerte.