«En fin, encantado, Alejandro.» Decía Ruben, estrechándole la mano al nombrado.
«Igualmente. ¿Tienes las intrucciones que nos ha dado Lana?»
«Si. Nos ha tocado... Gimnasia artística. Tenemos que retratar a alguien. En la hora de especialidad iremos a escojer nuestro modelo.»
«Me parece bien. He oído hablar mucho de ti. Eres toda una leyenda.»
«Habló el fotógrafo de lápiz.»
Entre las artes se le llamaba así a Alejandro. Dibujaba demasiado bien para ser un simple pintor.
En la hora de comer, decidieron sentarse juntos, era el primer día y tenían que conocerse mejor, quizás acabasen siendo amigos.
Hablaban de cosas trivales. Hasta que salió el tema de a quién escogerian.
«Pues yo el deporte... Como que no es mi fuerte» Decía Ruben riendo un poco.
«Yo igual. Oye, ahora que hablamos de deporte, de aquí 15 minutos empiezan las horas de especialidades.»
«Vale. Acabamos de comer y vamos.» Dijo Ruben engullendo el postre.
Llegó la hora, y fueron a clase de arte.
«Professora Lana, vamos a ir ahora a ver el deporte. Vamos a ir al gimnasio a escojer a la persona. ¿Le parece bien?» Dijo Alejandro, esperando la aprovación de su maestra.
«¡Claro! Cuanto antes mejor. Ah sí, hay algo que no he dicho aún... Sentaros.» Ellos obedecieron y se sentaron en sus respectivos sitios, observando cómo la profesora Lana hacía callar a la gente de la aula.
«Bien, teneis que conocer a la persona que vais a retratar, llevaros bien. Vais a tener que enseñar a las personas.»
«¿No dijo usted que era sólo una persona?» Pregunto curioso Luis, un pintor.
«Cierto. Cuando acabeis el retrato vais a cojer una persona más de deporte. Y ellos, o ellas, os ensenyarán sobre su deporte, y deberéis probarlo por unos días. ¿Está bien?»
Sonó un sonoro «Si» de toda la clase.
Rubén y Alejandro palidecieron. Deporte... Hacía quizás unos... ¿6 años que no hacían deporte? Iban a morir, su baja forma no les permitiría hacer deporte. No todos tenían mala forma, por ejemplo, Manu, un chico que era muy buen pintor al olio, estaba en forma, y hacía de tanto en tanto deporte.
Mientras tanto, en el otro bando del colegio había alguien quejándose.
«¿Has oído eso Samuel? Enseñar a unos artistas. Bah, no se les puede enseñar algo tan complicado. ¡Sólo saben dibujar y cantar!» Al insatisfecho Frank se le notaba a kilómetros la opinión que tenía sobre las artes y los artistas. "Sólo és pintar y cantar, ¿como va a ser eso tan difícil como un deporte? Ni siquiera cansa..."
A lo que Samuel no opinaba lo mismo, pues él había intentado dibujar algún día, y no era demasíado fácil, pero prefería no discutirle ideas a Frank, pues se enfadaba y era muy difícil lidiar con él.
Mientras Frank y sus compañeros entrenaban, vieron, en una de las ventanas altas de la sala, que daba a un pasillo, un par de chicos observando.
«Garnes. Acércate.» Habló su entrenador, Borja, llamado por los otros Luzu.
Frank se acercó y le chocó bastante la noticia de que su entrenamiento había terminado y que debía ir a tomar un café y hablar con los dos chicos de la ventana.
Sin saber cómo, y desagradándole el porqué, Frank se encontraba en la cafetería de esa escuela tan bien adaptada a las necesidades de sus alumnos.
Sentado enfrente de un chico bajito y uno alto.
«Mirad, no tengo tiempo, así que quitaros las vergüenzas y soltad lo que tengais que decirme.» Espetó fríamente.
«Eh... Eh... Pues r-resulta que estamos trabajando e-en el proyecto ese... Em... D-de unir a los sectores... Ya sabes... Ayudame Ruben!» Dijo Alejandro, rojo hasta las orejas, y nervioso de aquí a la luna.
«Pues... Nos ha tocado tu deporte, y... Y hemos hablado con tu entrenador... Entonces, él... Él nos ha dicho que eras el candidato perfecto, ya que eres el mejor en eso...» Articuló un Ruben con la cabeza un poco gacha y con jn leve sonrojo, temeroso de qualquier respuesta del deportista.
«N-nos preguntábamos si tú... Si tú querrías formar p-parte de nuestro proyecto... Ya sabes... Y hacerlo todos j-juntos... ¿P-porfavor...?» Cerró los ojos fuertemente Alejandro al decir la última palabra. Causándole cierta ternura al moreno, aunque no lo demostró ni quiso aceptarlo.
«En eso tenéis razón, no os lo puedo discutir, soy el mejor en la gimnasia.» Pronunció Frank con una sonrisa de superioridad en el rostro. Se sentía fuerte e imponente delante de esos dos chicos nerviosos y tiemblosos.
«Acepto. Seré parte de vuestro proyecto. Pero no espereis que nos hagamos muy amigos ni nada. Haremos el proyecto y ya esta. Ahora tengo cosas que hacer, así que...» Dijo Frank, al mismo tiempo que se levantaba.
«Adiós, "artistas".» Dijo con un toque de ironía en la última palabra, mientras se alejaba.
Aunque claro, yo sólo narro...
Esta es su historia.
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Lo siento para los que estubieron esperando y les gustó esta historia, simplemente no me venía inspiración para seguirla.
La continuaré en cuanto pueda.Muchas gracias por vuestros coments, votos y leídas, y gramdes disculpas por mis tardanzas, errores de ortografía y desconsideración.
Espero que les guste.
Un saludo^^
-Anteyra