capotulo 3

28 2 1
                                    

No podía ser posible que alguien tuviera tan mala suerte, ahora no solo me sentía culpable de que papa se fuera,sino también de que Sara hubiera muerto.
No paraba de pensar que hubiera pasado si hubiéramos cruzado esa calle 3 segundos después, probablemente Sara seguiría con migo, probablemente ahora seria mas feliz, pero adivinen que, nunca lo sabremos.
Después del accidente desperté en el hopital, recuerdo que lo primero que pensé fue que estaba muerto, después el espantoso grito de alegría de mama me obligó a volver a la realidad, la dura y fría realidad.
Por la cara que puso mi mama sabia que algo iba mal, primero pense que estaba preocupada por mi, y hací era, solo que no de la forma que yo creí.
No se por que decidieron que mama debía decirme lo de Sara, digo, pudieron haberme dicho mis abuelos, mis tíos o incluso mis primos; (que por cierto estaban ahí) pero no, tuvo que decírmelo mi mismísima madre.
Llore, llore mucho, era la primera vez en 14 años que lloraba de esa forma; con sentimientos.
De todo lo que me había imaginado que me pasaría (morir asesinado, pudrirme en la cárcel por algún crimen que había cometido en un ataque de rabia) jamas creí que Sara moriría, y lo peor de todo, por mi culpa.
Estuve a punto de suicidarme, pero en el mero momento, recordé que mi madre ya había sufrido suficiente por toda una vida, me dije a mi mismo que debía ser fuerte, que debía seguir adelante fingiendo como siempre que todo estaría bien, poniendo es gran sonrisa falsa para que todos creyeran que mi vida era perfecta; pero hasta el mas fuerte de todos se cansa de fingir, hasta el mas sabio se cansa de saber tanto, y hasta el mas cuerdo se vuelve loco

Entre dos dimensionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora