1. Back in Time

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*Multimedia.

Al cabo de medio día estaba terminando de ajustar sus cordones. Tenían una textura común, ni tan suave ni tan ásperos, perfectos. Si, esos eran sus preciados botines, con adornos finos y elegantes, que se encontraban a centímetros de la pista de baile. Se alejó un poco para analizar los pasos escritos en el papel. Era difícil comenzar una coreografía, pero, por otra parte, al conseguirlo no dejaría de bailar, por qué desde que llegó a Los Ángeles había procurado dar lo mejor de el.

Se inclinó sobre si y suspiro mientras se levantaba para entrar, sintió la proximidad de el inicio dándole una sensación extraordinaria, como el calor que desprende un tronco cuando se quema lentamente. Miro hacia el gran espejo que había en el fondo de la habitación, donde a penas hace unos minutos el, con su ajustado conjunto y cabello mojado por el sudor, se había dignado a calentar sobre una barra, miro hacia el otro lado de la estancia, lugar donde se reflejaban las otras personas. Él creía que la atracción que sentía por el baile, no era normal, que el hecho de que un escalofrío recorriera su cuerpo cuando ensayaba no era sólo...una feliz coincidencia.

Se preparó, colocó los pies en posición y se dio media vuelta. Y ahí estaban, sus compañeros con la mirada fija en su pálida piel. El pelo se le había secado, y su sonrisa era la misma que él había esbozado tantas veces, pero las mejillas le comenzaron a arder. ¿Estaba avergonzado? No lo sabía.

-¿Y bien?

-No...no puedo comenzar- balbuceo el, mientras hacía una señal donde la grabadora estaba -la música no la...-vacilo antes de acabar la frase y bajo la mirada a sus manos.

-¿Entonces no tienes la música?

-Iba a decírtelo- interrumpió.

No debía mentir. No pretendía que ella se enterara. Decírselo empeoraría las cosas y había llegado muy lejos con la esperanza de sorprenderla. Ella se acercó un poco más y acaricio su rostro gentilmente. -¿Estás listo?- El tono sorprendido de la pregunta, pese al tiempo que estaban pasando juntos, aún no habían llegado a vislumbrar a pesar de que le atraía mucho.

Se separó y colocando una pista aleatoria comenzó a bailar. Aquello era, cuando menos, un poco de lo que podía hacer.

...

Durante los últimos minutos, decidió marcharse, había intentado distanciarse de ella, pero el esfuerzo le cansaba tanto que tenía que volver a sus suaves brazos. Se volvía a mirar de nuevo pero ahora en otro lugar, no por qué le avergonzará la forma en la que hablaba, si no el sentimiento de fracaso que recorrió su cuerpo ese día. -Hoy has sido una decepción Guillermo- murmuro, con la mirada fija en el reflejo. Luego añadió frustrado -necesito concentrarme más.

-¿Como dices?- dijo una aguda voz al fondo de la habitación- ¿Ahora que te sucede?

No podía explicarle, simplemente la voz no le salia, cuando su mano toco su hombro, tuvo la impresión de que quemaba como mil soles y siguió en silencio. -Contéstame- susurro ella. 

-Eh hecho el ridículo.

-¿A que te refieres?- le espeto. 

Justo en ese instante se dio cuenta de lo que el quería decir, se dio cuenta de como se sentía. Noto como los sentimientos que el contrario contenía se manifestaban en pequeñas lagrimas que corrían por sus rojas mejillas. Siempre decía lo mismo, y demasiadas veces había cometido el error de no consolarlo. 

-No- guardo silencio y continuo- Guillermo por dios, no estés así, fue un simple..

-Si de verdad te importo, no digas ni una sola palabra mas.

-Me importas..-repitió casi para ella misma- yo..

-No digas mas. 

Su mirada se clavo en la de el. Retrocedió un poco y se cruzo de brazos, esto no era culpa suya, siempre que hablaban era diferente, la única diferencia que tenían era al momento de escoger un taller. Celia prefería la actuación, y el la danza. O, al menos sabia que era mas fuerte que el y terminaría rogando que le volviese a hablar. Si, el conocía lo que estaba a punto de pasar, estaba a punto de darse por vencido y abrazarla cuando, de repente, notó que ella lo miraba de una una manera totalmente distinta.

-Guillermo Díaz - Su corazón se contrajo, entonces se acerco a ella temeroso -Creerás que estoy loca, pero lo hago por tu bien- Si, realmente era demasiado tarde. En un rápido movimiento su mano sostuvo firmemente el lóbulo de su oído izquierdo, era incapaz de moverse, sabía lo que iba a ocurrir. Fue arrastrado hasta su cama, obligado a sentarse de una manera brusca, observó como su compañera caminaba de un lado a otro tomándose la barbilla con los dedos, pero al final decidió retirarse.

Después; ya no hubo nada, nada en absoluto. 

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Hola! Eh vuelto después de tanto tiempo, y quiero que sepan que esta historia si esta en planes de ser terminada y se actualizara cada sábado.  Por el momento les traigo un pequeño fragmento de inicio contando un poco y conforme a los capítulos se ira desarrollando. 

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Honest (Wigetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora