Muerte en vida

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Las noches se convirtieron en un recordatorio más de que ya no contaba con el calor de sus brazos ni la calidez de su cuerpo, el sueño más que una manera de dejar la pena por unos instantes, parecía ser un castigo en el que su rostro era lo único que la mente era capaz de recordar amargamente.

La vida carecía de total sentido, ¿qué puede remediar un corazón que ha sido roto en mil pedazos tan diminutos que parecen imposibles de juntar?, definitivamente era la muerte en vida. Aunque mi mente se esforzaba por encontrar algo a lo que aferrarse y salir de aquel agujero que no parecía tener escapatoria, mi corazón sabía que una herida de tal magnitud no era cosa fácil de superar, así que decidí que lo único en lo que debía poner mis esperanzas era en el tiempo, precioso y a la vez doloroso. 


Anda, olvídameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora