Un presentimiento.

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Taylor.

Nunca había sido una persona madrugadora, menos cuando todo el mundo estaba esperando alguna explicación de mi parte. Era agotador saber que toda tu vida estaba debajo de una gran lupa, te sucedía algo y de pronto estaba en todo el mundo. Razón suficiente para quedarse todo el día en casa, esa y una vaga sensación de que algo desagradable iba a suceder hoy, como si una gran tormenta se aproximara. Aún era temprano, lo sabia porque el sol recién estaba saliendo, me acomode en mi cama intentando volver a dormir pero en un suave movimiento la puerta de mi dormitorio se abrió dejando ver a una radiante y energética Karlie. 

- Buenoooos díaaaas. - Su voz en una pequeña melodía.

- Buenos días para ti Karlie. - Ojala pudiera contagiarme de su inagotable energía pero no, eso no iba a suceder hoy.

- ¿Cómo dormiste? - Empujó su cadera en el borde de la puerta esperando una respuesta.

No podía decirle que me había quedado llorando horas hasta dormirme después de que Harry se fuera. Él se había preocupado por mi y yo simplemente lo había empujado lejos, aún así seguía siendo su culpa, no podía entender como podía estar saliendo con esa antipática modelo. Pensar que alguna vez creí que podíamos ser amigas, claramente un momento de debilidad.

- Bien. - Le mentí.

- Haré como que te creo. - Se acerco y se sentó en mi cama. - Entonces... Harry estuvo aquí anoche y luego se fue ¿Qué paso?

- No quiero hablar de eso ahora. - Pase las manos por mi cara tapando mis ojos, no quería llorar.

- Tay debes contarle lo antes posible.

- ¿De qué lado estas? - Mi voz sonó demasiado brusca. - Lo siento...

- Esta bien... Entiendo que aún estas asustada pero no tienes que alejar a todos de tu lado. - Tomo mi mano. - Sabes que somos amigas y voy a estar para ti como tú lo has estado para mi.
- Gracias. - Apreté su mano en señal de compromiso.

- Eso me recuerda... Tu mamá llamo y déjame decirte que da mucho más miedo que tú cuando estas enojada.

Oh no.

Mamá debía estar horriblemente enojada, odiaba enterarse de lo que me ocurría por los medios, definitivamente no iba a ser mi día.

- ¿Qué harás hoy? - Sone tan desesperada como estaba.

- Tengo que ir a Londres por una conferencia, pensé que podrías acompañarme pero...

- Si. Voy. Encantada. Gracias. Te amo. - Me levante de la cama casi corriendo para ir al baño. - Estoy lista en un momento.

- Pero... - Escuche a Karlie murmurar cuando cerré la puerta del baño.

Definitivamente no estaba preparada para hablar con mis padres de todo esto. Acompañar a Karlie me daría el tiempo suficiente para asumir como había cambiado mi vida en un par de días. Mire mi reflejo en el espejo y casi ni me reconocí, mi labio tenia un corte y una pequeña marca azul verdosa sobresalía en el borde, al menos el maquillaje podría cubrir las marcas y definitivamente tendría que usar algo que cubriera mis brazos, acaricie mi vientre y prometí que las cosas mejorarían, no por mi, sino por este bebe.
Una hora más tarde y ya estábamos en la entrada listas para irnos. Karlie me dio una mirada llena de preocupación, ambas sabíamos lo que nos esperaba, que afuera había un montón de cámaras revoloteando y esperando para atacarnos con preguntas.

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