CAPITULO 3

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- Le digo, ¿enserio?, y el que digo si y yo que no y el que si y yo...

- Y tu que no y el que si. -la interrumpio y me fulmina con la mirada mientras el timbre que indicaba la primera clase sonaba.

Nos dirijiamos al aula 120, clase de historia.

Me siento en tercera fila y me tiro literalmente sobre la mesa.

- Tengo sueño. -Marisa se ríe y comienza a sacar los libros de su mochila.

- Venga animo Anabel que estamos a lunes y primera hora.

- Me desmotivas de una manera. - echa la cabeza hacia atrás y comienza a reírse hasta que la maestra entra por la puerta.

- Buenos días.

Lo serán para ti maestra, lo serán para ti.

- Voy a empezar a preguntar las tareas.

- Ah pero que había tareas. -le susurro a Marisa y ella asiente a la vez que sonríe.

- Anabel, haz la actividad número uno. -me indica la profesora mientras me mira seriamente.

Debe de estar de broma.

Siempre hago las tareas y por un día que no las traigo me pregunta. ¿Por que me haces esto mundo cruel?

- No las traigo.

- Valla que pena. -me mira y observa su libro detenidamente. -¿Y por que no lo has hecho señorita Anabel?

¿Que le importara?

- No me he acordado.

- Bueno pues espero que no se te olvide hacer el trabajo que voy a mandar hoy.

Toda la clase empieza a protestar y a decir "todo por tu culpa Anabel".

- Lo iba a mandar lo hiciera o no. -alzo mi voz mientras me levanto de la silla.

- Sientese señorita Anabel. -me dice la profesora mientras me mira con cara de asco.

Ah no que es su cara habitual.

Mientras explica en que va a consistir el trabajo observo desde la ventana como una clase hace educación física. Los pobres llevan dando vueltas al patio desde que empezó la hora.

Como me alegro de no haber cogido gymnasia este año.

- Los grupos los hareis ustedes pero quiero que estén formados por dos chicos y dos chicas, ¿entendido?.

Marisa y yo nos miramos y comenzamos a buscar a que dos chicos podemos ofrecerles el placer de trabajar con nosotros.

Que se note la ironía.

- ¿Hey chicas hacemos juntos el trabajo?. -miramos hacia atrás y nos encontramos a Alvaro y Samuel esperando una respuesta de nuestra parte.

- Yo de ti no quiero ni agua de un charco. -dice Marisa a Alvaro en tono serio.

- Ai mi Marisita no te enfades. -ambos comienzan a reírse y después se sonríen.

- Pues decidido lo hacemos con ustedes. -les dedico la mejor de mis sonrisas y nos levantamos en cuanto suena el timbre de cambio de clase.

Las dos horas antes del recreo se me hacen eternas pero al fin el timbre suena dando inicio al recreo. Me dirijo hacia la cafetería a recojer el bocadillo de tortilla de patatas que he encargado y salgo hacia el recreo para reencontrarme con mis amigas.

Si así es el amor, no quiero conocerlo [PARADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora