Prólogo

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-Te amo Lou...- lagrimas caían de mis ojos al leer esas palabras. Solo causaba tristeza y coraje en mí. Me sentía débil, mis piernas flaqueaban y mis manos temblaban.


"Eres un imbécil"- repetía mi conciencia sucesivas veces. Que más tiempo puedo pedir si suficiente tuve como para darme cuenta de todo, siempre de él sobra solo es valorado cuando ya no queda nada ni nadie, cuando ya no hay alma en vida.

Cada uno coloca obstáculos en su camino negando lo visible al final de él. Siempre estuviste allí, pero nunca logre verte. Siempre te amé solo que nunca tuve el valor suficiente para aceptarlo mientras mis palabras se ahogaban en un mar de negación, gritando por ser concientizadas.

-Te amo más que la distancia del mundo al universo. Te necesito más que las estrellas en el cielo...

*~*~*

El silencio invadía cada rincón de la casa, las marcas del incendio aún eran notorias. Los recuerdos del cuerpo sin vida de mi madre invadían mi memoria. El eco de mis pasos al caminar me recordaba la soledad de mi vida sin ellos, sin mi familia. Tome rápidamente de mis cosas y salí de una vez por todas de ese atormentado lugar.

La fresca brisa rozaba mis facciones proporcionando un escalofrió en mi columna dorsal. Al cruzar la calle un camión al final de la cuadra llamo mi atención. Observe bien y note que se trataba de una mudanza. Eso significaba: "Nuevos vecinos, nuevos problemas con las viejas" según decía mi padre.

Sábado por la mañana y era el único que se encontraba trabajando en la galería. Libros y libros posaban uno junto a otros en cada uno de los estantes. Shakespeare, Dickens, Tolstoi, Brontë, Woolf y Milton resaltaban en los estantes clasificados por "1500- 1800" para los amantes de la lectura antigua ¿Mi favorito? Dickens por la ironía en sus novelas clásicas y demás cosas, pero no nos desviemos del tema.

14:45 p.m.

Un salto y aun así no alcanzaba unos de los estantes más altos a ordenar los libros que a todos les fascinaba desorganizar. Un salto más y por poco el estante con miles de libros caen sobre mí. Suspire rendido, doy media vuelta en busca de una escalera que me favorezca hasta que siento unos toques en mi hombro.

-¿Qué se lo ofrece?- digo agotado dando media vuelta para quedar frente al cliente.

-Yo bus...buscaba un...un diario- me sorprendí al verlo, rulos muy tiernos decoraban su cabello, unos lindos hoyuelos enmarcaban a los lados de su nerviosa sonrisa y en mi atención unos hermosos ojos que brillaban como si hubiera visto una especie de estrella. Salgo de mis casillas y trato de recordar lo que buscaba.

-¿Un diario?- pregunto confundido tratando de acertar en lo que había dicho. Él asiente y sonrío mentalmente al estar en la cierto. -Bien, mmm ¿un diario para una niña?- sonrío con picardía y le giño un ojo esperando por su respuesta. Un leve sonrojo atenúo en sus mejillas y me pareció demasiado tierno.

-En re...realidad es para mí- vi como su rostro se matizó totalmente rojo y fruncí el ceño al escuchar lo dicho.

-¿Está bien?-dije dando media vuelta y comenzando a caminar hasta los estantes de escritura.- Son todos de niña...-tomo uno de los muchos diarios y se lo demuestro.- Normalmente no vendemos diarios para niños, lo siento.- veo su rostro de decepción y eso me apeno.

-Está bien- dijo con la cabeza gacha- Adiós- dio media vuelta y camino hasta la salida.

-¡Espera!- dije inmediatamente y paro su paso dando vuelta y mirándome con una pequeña sonrisa.- Creo que hay alguno en la bodega, ¿Me acompañas?- vi como su rostro se ilumino y asintió repetidas veces.

Caminamos hasta la bodega y comencé a buscar entre todos los estantes de cajas embaladas un diario que recuerdo algún día haber visto mientras sacaba algunas bolsas.

Al fondo de la sala sobre un escritorio antiguo algo llamo mi atención. Camine hasta allí y un diario forrado de cuero se encontraba solo, como si el destino lo hubiera dejado allí para que lo encontrara pero eso es solo una tontera mía. Tome de él y vi como el niño que se encontraba a unos metros de mi veía el diario y sonreía.

-¿Cuánto?-dijo sin dejar de mirar mis manos. Lo mire algo confuso dándose cuenta a que me refería con esa mirada. -El diario- lo señalo y entendí- ¿Cuánto es su precio?

-Déjame ver...- di vuelta el diario viendo su etiqueta y mis ojos se abrieron exaltantes al ver su precio- Mmm... bueno...-suspire y me golpee mentalmente por lo que haría- ¡Es totalmente gratis!- sonreí. Su expresión fue una de las cosas que alegro mi día pero eso no ameritaba el lio en el que me había metido- Ahora ven conmigo- caminamos hasta el mostrador y saque de la etiqueta con el precio. Una vez que desmarque la alarma de compra se lo entregue en una bolsa de regalo pegando un sticker clásico del local con la frase "Especialmente para ti"-

-él no dejo de sonreír y tomo de la bolsa con una de las sonrisas más alegres que he visto- Gracias, muchas gracias

-No hay de qué- agradeció una vez más y cuando salió de la librería comencé a golpearme con mi mano.- Tomlinson te despedirán- me dije a mi mismo y volví a golpearme.

No pregunten el "por qué" de haberle regalado ese diario porque ni yo mismo sé el hecho de esta acción tan ¿"bondadosa" se puede decir? Solo vi algo en él diferente a los demás. Al verlo no sentí ese sentimiento de soledad que a menudo me corrompía, era diferente en ese momento. Pero es un simple niño ¿No?

~EM

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