PV Laura.
El sol entraba por las grandes ventanas que habíamos dejado abiertas, dándome justo en la cara. Abrí despacio los ojos, tratando de no moverme para no despertar a Carmilla quien todavía dormía plácidamente. M e había quedado dormida en su pecho... de nuevo. El recuerdo de la noche anterior me llegó de golpe y no pude evitar sonreír. Podía escuchar su voz diciendo que estaba enamorada de mí, que por eso podía escuchar su corazón palpitando. Recordé lo suaves que eran sus labios y la esencia de vainilla impregnado en su piel. Sus dedos suaves recorriendo mi cintura y mi espalda. Había sido una buena noche.
Al desviar la mirada vi la botella de vodka, su vodka preferido; el miedo me invadió. ¿Y si Carmilla no recordaba lo que me había dicho anoche? ¿ni los besos?¿y si lo recordaba pero se arrepentía? Respiré hondo y exhalé despacio. Podía ser que recordara todo a la perfección y no se arrepintiera de nada, o quizás se acordaba de una parte y la otra no. No quise imaginarme que haría si Carm no recordaba nada... Decidí que quería aprovechar este momento de tranquilidad para mirarla. Con toda la suavidad que pude, moví la cabeza para quedar casi frente a frente. Tenía los ojos cerrados, el pelo azabache tirado hacia atrás, la boca apenas abierta casi formando una pequeña sonrisa. Su piel suave tan pálida haría que alguien pensara que tenía la presión baja o algo así. Tenía la remera desacomodada en el cuello pero mis ojos se desviaron de nuevo a sus labios y. Pensé en lo mucho que quería besarla en ese momento, en que quizás no lo haría nunca más, ni siquiera por un momento. Decidí que no me importaba despertarla o quedar como una loca, me acomodé un poco más a su altura y acorté la distancia. Sentí la respiración salir de su boca y alcancé sus labios con delicadeza. Casi en el mismo momento, movió una mano hasta mi cintura, la otra en mi mejilla y con su dedo pulgar acariciaba mi rostro. Con mi brazo libre también tomé su cintura para acercarla un poco más. Unos segundos más tarde, el beso se rompió cuando se alejó para mirarme a los ojos. Esperé a que dijera algo que me dejara saber si recordaba algo de anoche.
-"Hey."-dijo, sonriendo y quitándome un mechón de la cara.-"¿Cómo dormiste?". Como no hizo ningún gesto de asombro, di por contado que recordaba el beso y suspiré aliviada para mí misma.
-"Muy bien"-dije, sonriendo. "Pero no me acuerdo en que momento me quedé dormida."-esperando que dijera algo al respecto.
-"Creo que fue... "-me dio un beso rápido.-"después" "de" "algunos" "besos"-terminó de decir, besándome entre cada palabra.
-"Ya me acordé"-dije, ahora yo le di un beso y ella me abrazó por la cintura.-" linda forma de quedarse dormida."
-"No voy a negarlo."- dijo, tirando la cabeza hacia atrás y yo me moví para quedar mas cómoda.
Y nos quedamos así un rato, escuchando el silencio entre las dos, nuestras propias respiraciones. Pensé en que no había mencionado nada sobre lo que había dicho de su corazón y sus latidos, y me entristecí. Recordé lo bien que se había sentido escucharla cuando lo dijo, mi estómago se sentía inquieto y solo quería sonreír.
-"¿Pasa algo?"-dijo, sentí que levantaba la cabeza de la almohada y pensé que quizás los vampiros podían leer la mente.
-"No, no pasa nada. Deberíamos bajar a desayunar. Tenemos cosas que hacer."- dije, esperando que dijera que no quería divorciarse, que no buscaría la iglesia ni nada.
-"Si., es verdad. Mejor vayamos."-dijo, y sentí eso como un sinónimo de que no quería nada más que esto, unas noches divertidas en Las Vegas. Yo también quería eso en un principio pero...ya no estaba tan segura.
Salimos de la cama y Carmilla fue a servirse un gran vaso de sangre.
-"Wow, creo que nunca me voy a acostumbrar a verte hacer eso."-dije, abriendo los ojos mientras escuchaba su risa.- "Por cierto, ¿de dónde sacaste tanta sangre?"- pregunté mientras la guardaba de nuevo en el minibar.
-"Confía en mí, no quieres saber eso."- dijo, levanto el vaso un poco.
-"Definitivamente, confío en ti."-dije, y ambas reímos.
Nos cambiamos y bajamos a desayunar, no vimos ni rastros del muchacho que Carm había golpeado ayer. Si alguien de su tamaño era tirado al suelo por alguien tan pequeña como Carmilla, seguramente también se hubiera ido de la vergüenza.
Al terminar de desayunar, nos pusimos en una computadora a buscar los gastos de la tarjeta de la pelinegra y saber donde nos habíamos casado para ir a ver el divorcio. La encontramos y estaba a un par de cuadras del hotel, así que fuimos caminando. Pasábamos a través de la gente que se daba vuelta a mirarla, si fuera la primera vez que la veía yo también me hubiese frenado a observarla. No hablamos mucho antes de encontrar al lugar. Una pequeña "iglesia" pintada de rosa, un auto en la puerta con un gran cartel de "recién casados" nos esperaba al llegar. Una pareja muy feliz salía casi corriendo, casi nos chocan y yo tomé fuerza la mano de Carm.
-"Tranquila linda, no nos iban a hacer nada."- dijo, sonriéndome.
-"Si, perdón. Es que estoy un poco nerviosa. Nunca antes me había divorciado."- intenté decir en chiste pero quería decirle que todavía no quería hacerlo, no quería firmar ese papel y perderla.
-"No tienes porqué, no debe ser tan difícil. Yo tampoco me divorcié antes." –dijo, mirándome un poco mas apagada y entramos al lugar.
Llegamos a la recepción y solo había un hombre de traje blanco con un gran sombrero de vaquero y anteojos negros.
-"¡Las enamoradas volvieron! ¿Cómo están?"-dijo, muy amistosamente.
-"Eh... bien. Queríamos hacer unos papeles de divorcio. Nos casamos hace unos... ¿dos días?- dijo Carm, mirándome-
-"Si, si fue hace dos días."-dije, asintiendo sin ganas.
-"Ah... bueno si, acompáñenme y vamos a anular todo. Solo díganme sus nombre"-dijo, el "sacerdote", le repetimos nuestros nombres y lo seguimos hasta la mesa más cercana. Sacó un gran libro de un cajón, todo escrito con una letra borrosa y buscó hasta que encontró a Carm con su gran firma. Y empezó a escribir un acta de divorcio. "¿Están seguras, chicas? Se veían muy felices el otro día." Dijo, mirándonos. –"No sé si lo recuerdan, pero ella te llevó en brazos."-me miraba y luego a Carmilla.
-"Que dulce."-dije, sonriendo un poco.
"Bueno, firme aquí y todo estará terminado."-dijo, entregándole una lapicera a la pelinegra.
Ella miró el papel, la parte en que nos habían casado, luego la parte a firmar y bajó la lapicera y cuando tocó las hojas no lo sorporté.
-"¡ESPERA, ESPERA! No puedo hacer esto antes de saber algo"-dije, tomándole la mano y mirándola a los ojos.
-"Lo que sea."-dijo, y pude notar el brillo en sus ojos.
-"Ayer a la noche dijiste algo de tu corazón y porqué latía..."
-"Porque te amo. Estoy enamorada, Laura."-dijo. "Pero no te dije nada pensando que si no habías hablado de eso era porque no te acordabas o no te importaba."
-"¿Cómo no me va a importar?"- dije, y una lagrima casi resbala por mi mejilla. De un pequeño salto, me colgué en su cuello para besarla profundamente. Ella me abrazó por la cintura y mis pies dejaron de tocar el suelo por un momento. Escuché como las hojas del gran libro se cerraban y el hombre decía "Creo que lo dejaremos para otro momento." No deseaba otra cosa más que dejar el divorcio para otro momento.
-"Yo también te amo."- dije, en sus labios.
-"Entonces, ¿lo intentamos?"- preguntó con ansias.
-"Intentémoslo."-dije, más tranquila. Ahora no volvería a casa con un papel que me recordara una buena noche en Las Vegas, ahora volvería de la mano de alguien a quien quería de verdad.
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Bueno, así termina la historia. Espero que les haya gustado tanto como a mi al escribirla :) Dejen comentarios y gracias por leerla. Saludos
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La peor resaca...
RomanceSeguramente esta fue una de las peores resacas de la vida de Carmilla. Despertarse en Las Vegas junto a una chica de la cual no recuerda nada puede tener consecuencias muy graves...