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Lee Minhee

Se podría decir que corría a la velocidad de la luz, aunque mi madre diga que soy exagerada, iba a esa velocidad, el punto es que iba tan rápido que no me di cuenta que ya era como la tercera vuelta que daba por las afueras de aquel inmenso parque.

Quizás se preguntarán ¿Pero por qué corres mujer? o también ¿Ésta imbécil estará haciendo ejercicio?

Mi respuesta a la segunda pregunta es un rotundo no, de hecho, no sé por qué aún no se me han salido los pulmones por la boca, digamos que dudo tenerlos muy sanos.

No diré el por qué estoy corriendo ya que si lo digo no podré contar el resto de la historia.

Continué con mi carrera y sin mirar para atrás, me adentré en el montón de personas que se encontraban en la puerta del parque.

Ese día se realizaba un festival con un estilo bastante natural, en otras palabras, habían hippies por doquier, sentados en sus mantas, algunos leyendo cartas, otros fumando porros, unos bailando como si el viento moviese sus extremidades pero en slow motion.

Ah, pero yo no me quedo atrás, porque yo estaba en aquel festival, uno, por un pequeño negocio y porque se podría decir que llevo un estilo medio hippie, pero que conste, me baño, no podría vivir sin mis baños de sales aromáticas.

Mientras mandaba empujones a quién se entrometiera en mi camino choqué de frente con algo o más bien alguien, al principio pensé que era una pared, ya que la cosa ni se inmutó por mi impactó, pero alzando un poco la vista noté que había chocado con la espalda de alguien, ese alguien poseía una polera teñida artesanalmente con colores bastante llamativos, y de su nuca caían tres, no muy largos, dreadslocks o rastas, llámenlos como quieran.

El chico alto éste se volteó, quizás pensó que un mosquito chocó con él o qué se yo, el punto es que me vio, yo lo vi y bueno, él se rió yo me reí, pero yo no estaba fumada, él por su parte se notaba que estaba algo fumado, sus ojos lo delataban un poco, pero vamos, quién de ahí no estaba ni un poco fumado.

Recordé por qué corría e iba a retomar mi carrera, pero la cosa o el muchacho me agarró de la polera en el momento exacto y me detuvo, casi muero ahogada y obligada tuve que voltearme a ver qué quería, obviamente con una expresión de pocos amigos.

- ¿Qué quieres? -Le reclamé mientras me arreglaba el cuello de la polera; genial, ahora me quedaría más holgada, y lo digo sin ser sarcástica.

El chico alto éste me miró unos segundos, que para mí fueron una eternidad ya que estaba algo desesperada por retomar mi corrida, hasta que habló-. ¿Por qué corres pequeña? ¿No ves que estamos en un entorno de paz?

- ¿Qué? No, si esa era tu duda, ya te la respondí, ahora me vo... -Cuando le decía esto a él no lo estaba mirando, movía mi torso de un lado a otro para poder ver si venía alguien, y para mi mala suerte, no muy lejos vi la llamativa cabellera rosa de quién huía-. Mierda ¿Qué hago, qué hago, qué hago?

- ¿Hacer qué? -Ahí me di cuenta que el chico de los tres dreadslocks seguía enfrente mío, por lo que un pequeño foco de luz se prendió en mi cabecita y mi supremo plan fue hacer que el alto chico me cubriera con sus brazos en una especie de abrazo invasivo y que hiciera que mi pequeño cuerpo se viera la nada misma.

stupid smile ; pcyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora