0.1

305 35 14
                                    

Las noches son más largas de lo que se creen, los gritos más potentes que una violenta masacre, los días más oscuros que una cueva y las horas más pesadas que una fuerte apuñalada.

Las manecillas del reloj se escuchan, a su golpe demuestran que el tiempo acabará pronto, simplemente no tienes salida.

Mi mente juega con mi cuerpo y mi cuerpo juega contigo, no soy un asesino pero no estoy bien del todo.

No hay quien conozca la manera en que me siento. Es una tormenta pero una cálida brisa al mismo tiempo, es una quemadura pero un alivio, es un ahogó pero un respiro.

No creo que me entiendas

Las frustrantes pesadillas, los doctores sosteniéndote, la pequeña habitación, medicina, alucinaciones, exasperación, depresión, sentimientos atrapados, simplemente enjaulado.

Los días, meses, años eternos. Empiezo a sentir que no hay cura y que tendré que limitarme aún más.

Quisiera un amigo, alguien con quien hablar, estoy cansado del chico de la noche, él no entiende nada, solamente es malo conmigo, y no para de torturarme.

Cada mañana quisiera levantar y poder pensar en un plan nuevo para vivir, pero todo es una monotonía.

Los doctores no paran de darme cartas motivacionales ¿de que sirven? Simplemente me recuerdan el porque estoy aquí.

¡No es mi culpa! ¡No es mi culpa no poder controlarlo! ¡El me tiene y no quiere dejarme ir! ¿Qué puedo hacer con ello?

A veces me preguntó si tendré padres, digo, nunca he escuchado a alguien decirme que me extrañan o que me mandan saludes y la verdad no recuerdo muy bien mi infancia.

No se que hacer para salir. Un doctor dijo que pronto me darían de alta pero tendría supervisión. Respectivos horarios de salidas y no podré ir más lejos de dos cuadras.

¿Alguien podría atreverse a llamar esto vida?

—Su cena y su medicina. -dijo la enfermera dejando la bandeja con los mencionados.

Odio esta comida, ¡sabe horrible!

La joven se retiró y me quede ahí, sólo otra vez.

Tome la pequeña libreta del escritorio, tome una pluma y comencé a escribir.

< julio 13 2000.

Creo que ya me conoces querido cuaderno. Estoy aquí para contarte mis penas otra vez, perdón si te molesto demasiado pero enserio necesitó hablar con alguien, y como ya te he dicho, el chico de la noche no es buena compañía.

Te tengo una nueva pregunta hoy; ¿por qué yo? Digo, hay demasiada gente en el mundo que podría estar en mi lugar en vez de mi. Simplemente ¿por qué? ¿Mi destino era sufrir? Se que sueno algo egoísta pero en este momento no me importa, podría estar viviendo mis 23 años tranquilo, llendo a fiestas, teniendo sexo, drogandome y estudiando algo en una prestigiosa universidad; ¿pero qué tengo a cambio? Ira, terapias, una almohada, medicamentos y a este estupido cuaderno lleno de penas.

Doy vergüenza.

Quisiera volver al exterior, debe ser genial, o por lo menos mejor que esto. En cuatro paredes hay muchas limitaciones y no recuerdo nada de afuera. Tantos años aquí creo que nadie lo haría.

Soy un tonto hablándote pero pronto el chico llegara y querrá golpearme, te tengo lleno de mis penas y seguro cansado de mi pero por favor escuchame sólo un rato más. Unos meses serán suficientes para mi.

Quisiera recordar mis pesadillas y creó que eso es lo más frustrante, no poder recordarlas. Definitivamente me mata no poder pensar el por qué del suceso y tener que dejar a mi mente guardárselo.

¿Has escuchado hablar sobre los límites de una persona? Bueno, me preguntó donde están los míos. Creo que me enorgullece decir que me alegra saber que mis límites no son tan cortos como los de muchas personas y que he podido sobrevivir demasiado pero ya estoy cansado, cansado del encierro, la lluvia mental y el estupido saber de que no puedo controlarme a mi mismo.

Te tengo esta última nota por hoy diario:

Si un ratón escapa un gato lo perseguirá pero si se queda en su escondite no podrá con su propio peso ¿que debe hacer el ratón?>.

Cerré mi preciado cuaderno y lo volví a colocar sobre el escritorio con la pluma a su lado.

Me gire hacia el muro en el que marcaba los días encerrado y coloque una nueva raya al lado de la otra.

—Pronto saldré... Espero.

Esquizofrenia//z.m.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora