1. El Comienzo

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Muy buenas chicos~

Soy Scarlet, la autora de No Name.

Por motivo de todas las visitas recibidas y todo el apoyo que me habéis dado, me he atrevido a publicar otra historia que tenía empezada con aires de Rivamika.

Esto solo será una prueba para ver las opiniones sobre ella, y si es del gusto vuestro, la continuare~

Como siempre, los personajes no me pertenecen.

Espero que os guste~



Siglo XVII.

En un reino algo lejano para los ojos de cualquier humano, la princesa de aquel mágico lugar preparaba grandes carrozas reales con su equipaje. De manera rápida debía partir hacía otro reino con motivo de su casamiento.

Su padre por fin había acordado su casamiento con el príncipe Armin, amor eterno de la princesa y

amigo de la infancia de esta, y por este motivo, no paraba de dar saltos por todo el castillo.

Su pelo rubio hondeaba al viento, se encontraba deseosa. Deseaba con todas sus fuerzas partir

donde su amado. Pero aquella fuerza provocada por el calor de su corazón no hacía más que fastidiar a la pobre morena que siempre acompañaba a su majestad como su dama.

- Mikasa: Historia, por favor... espera un poco. *La muchacha jadeaba para cuando logró encontrar a la muchacha rubia, quien ahora miraba desde uno de los balcones el ancho mar.*

- Historia: Ay por favor Mikasa, mira este horizonte. Pronto Armin y yo no seremos más que unos amantes con final feliz. Solo este mar nos separa. Pero yo le esperaré. *Dijo balanceándose en la baranda, lo que provocó otro suspiro por parte de la morena*

- Mikasa: Por favor princesa, tenga cuidado de no lastimarse. No querrá hacer esperar más al

príncipe, ¿no? *Por fin consiguió que pusiera los pies en tierra, provocando así un suspiro de alivio*

- Historia: Mi unión no es la única que se debería celebrar. ¿Qué hay de ti y el apuesto Eren? ¿No contestaste su proposición al final? Armin y yo estaríamos encantados de que os unierais en santo matrimonio con nosotros.

- Mikasa: *Aquello provocó que la pequeña morena se sonrojara a más no poder.* No sé de qué

habláis princesa. El señorito Eren y yo solo somos unos meros sirvientes. *Pero la rubia sabía que mentía, pues sabía perfectamente que aquella muchacha había jurado amor eterno a el castaño de ojos verdosos, desde que sus miradas se cruzaron por primera vez de niños, al igual que Armin y ella.*

- Historia: Oh querida amiga, ya sé que algún día seréis felices.

- Mikasa: Mientras vos seáis feliz princesa, yo también lo seré.

Las campanas del reino comenzaron a sonar con fuerza. La hora de partir había llegado, y todo el castillo lo sabía. El rey, quien evitaba llorar por la partida de su hija, se despidió de forma cariñosa de las dos muchachas.

Mikasa observaba aquel castillo que fue su hogar con añoranza reflejada en sus ojos, las dos se

reunirían con sus amados sí, pero pagando un alto precio que por ahora ni se imaginaban. Ya con las maletas cargadas, se despidieron por última vez en aquel momento y pusieron marcha hacía el puerto.

Nada más llegar al puerto, dejaron a sus piernas descansar, pues estaban dormidas por el viaje. La rubia decidió ser escoltada por sus dos fieles amigos y sirvientes del príncipe Armin: El gracioso de Connie y la valiente, aunque siempre hambrienta Sasha para dar una vuelta por los alrededores y aprovechar para adquirir provisiones. Nuestra morena, en cambio, decidió irse sola. Por el comino divisó varias parejas y no pudo evitar inconscientemente pensar en su amado Eren. Su mano tocó a la altura del pecho donde su corazón latía de manera pura, ¿podía Eren mantener su promesa de amor eterno?

Su reflejo claramente mostraba a una chica que no era bella, no era especial como ellos, solo... era una simple ficha de aquel juego. Sus pensamientos hicieron que suspirara y por una extraña casualidad, su inconsciente se centró en la conversación de unos marineros

- XxXx: He oído que los piratas vuelven a actuar por las aguas que surcaremos.

- XxXx2: ¿Qué decís? Los piratas no andan por estas aguas en estos momentos. No habléis, no vayáis a traer la maña suerte.

- Mikasa: ¿Piratas? *Rió por lo bajo imaginándose a un hombre gordito y bajito atracando su barco lleno de militares y soldados de la guardia real. Era imposible. Simplemente imposible.  Ya volviendo hacía lo que sería el barco que las transportaba, el vestido que llevaba quedó enganchado en una madera, provocando un gruñido.* Maldito seas vestido, ¿por qué las mujeres no podemos usar ropas algo más cómodas? *Tiró de sus ropajes provocando que estos se rompieran en parte* Genial... ¿Qué más podría pasarme hoy?

Cuando volvió en sí, escuchó como daban la salida del barco que las tenía que llevar, así que sin hacerse esperar más se apresuró hasta donde se encontraba su princesa.

Pero no se había dado cuenta de que alguien la observaba desde las sombras.


Piratas. [Rivamika AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora