Parte la acción

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lentamente sus manos se abrieron paso por debajo de una chaqueta y fueron rodeando aquella delgada sintura, mientras las manos de ella se deslizaban por su cuello. su respiración lo guió hasta unos labios cálidos y hambrientos de besar y ser besados, entre besos y caricias Roberto  fue olvidando sus temores y ahora solo le importaba disfrutar aquel momento sin reservas. él sabia que talvez fuera la unica y que habia que darlo todo y vivir al máximo aquella noche tan esperada.

en el silencio de la noche reinaron las ardientes caricias y mientras sus labios recorrian toda piel y solo los gemidos se escuchaban como única expresión del lunguaje mudo de la pasión desenfrenada. así pasaron horas, como gurreros feroces que se enfrentaban en una interminable batalla que no se quiere perder.

luego de varias horas ella se levantó, alejó un poco para mirar la hora, se vistió y se alejó del lugar si nisiquiera un gesto que pareciera un adios; Roberto permaneció allí por largo rato sentado en el viejo sofá, aunque había saciado su deseo carnal muy dentro de él habia un sentimiento de culpa y pensaba en Mery su esposa intachable que talvez estaría en casa aun sin dormir pensando que algo malo le habría pasado.

poco despues salió de aquel lugar y se dirigió al encuentro con su esposa, el auto iba lento, apenas daban vueltas las ruedas en aquel camino que cada vez parecía hacerse más largo y mientras él solo pensaba en lo que diría a Mery, tenia que ser algo creible para que ella no dudara, ni sospechara que él le había fallado.

el lenguaje mudo de la pasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora