3.- Fuera.

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La puerta de la sala de prácticas se abrió en el momento justo en que Whailen 52 daba paso a Ma City en el reproductor. Jungkook no alzó la vista para saber quién entraba en el lugar, las lágrimas aún resbalaban hasta el suelo y no quería darle explicaciones a nadie sobre cómo se sentía. Esa era precisamente una de las cosas más difíciles de todas, el no saber qué decir sobre lo que sentía o lo que pensaba, como sí lo juzgaran dijera o no algo.

Quien entró no se acercó ni mencionó nada, Jungkook lo sintió caminar hasta los asientos de la esquina y sentarse ahí en silencio por los próximos 15 minutos, dejando que las canciones pasaran al igual que sus lágrimas, el maknae olvidó que no estaba solo y terminó por liberar toda la frustración que sentía dentro de sí mismo. Hasta que ya no hubo más lágrimas, hasta que los sentimientos menguaron lo suficiente como para seguir viviendo.

Fue entonces que se sentó con el rostro en dirección de los espejos puestos en la pared y descubrió con asombro la mirada tranquila de Suga. Su hyung se había cambiado la ropa sudada del ensayo por unos pantalones de pitillo negro y una camisa blanca ancha, sus ojos daban directamente a su reflejo mientras movía con ligereza la cabeza al ritmo de un rap, o eso dedujo de los auriculares blancos que cubrían sus orejas.

Entonces se sintió avergonzado.

Suga hyung lo había escuchado llorar y maldecir todo ese tiempo.

Sin embargo el mayor no le dio tiempo de pensar en nada y mucho menos de formular algún argumento sobre su desahogo anterior. El más blanco se levantó de un salto y caminó hasta su lado, acuclillándose a su altura mientras colocaba su pesada mano derecha sobre su hombro, acariciándolo con delicadeza.

.- Debemos irnos, Jungkook – ah, es día de cena familiar y ya todos se nos han adelantado para alistar las cosas – Mencionó para luego levantarse de un salto y caminar hacia la salida de la sala – Báñate y nos vemos afuera.

Yoongi cerró la puerta al salir pero aun así Jungkook no se movió. Permaneció en la misma posición por varios minutos, pensando en lo que pasaría en unas horas.

Cena familiar.

La cena familiar era una tradición que habían instaurado desde mucho antes de su debut, había iniciado como una estrategia de Jin y RM para integrarlos a todos a medida que los ensayos y prácticas e hacían más pesados. No habían sido una familia desde el inicio, les había costado discusiones, lágrimas y maldiciones llegar a ser amigos, llegar a ser familia.

Había sido un proceso largo.

Jungkook había sido uno de los más difíciles de tratar, su silencio tímido lo mantenía alejado de los mayores y le había costado mucho el poder abrirse y considerarlos sus amigos más que sus compañeros de trabajo. Yoongi había sido otro de los retos que como grupo habían enfrentado, la personalidad de Suga no era conflictiva pero sí muy fuerte.

Habían sido meses de incomodidad latente hasta que al fin pudieron sentarse y conocerse.

Las cenas familiares se habían constituido para entonces en algo normal en su apartamento. El último viernes del mes, RM pedía la tarde libre para los siete y hacían una cena coreana completa. Se sentaban, comían y hablaban. Muchas veces habían tenido que resolver problemas y discusiones que habían surgido en el camino. Discusiones entre Jimin y Suga, peleas entre él y Taehyung. Pero lo habían superado todo los siete juntos: las lesiones, las dudas, el debut, la presión.

Se habían convertido en una familia poco a poco.

Jungkook no quería enfrentar a su familia. No quería tener que hablar de lo qué pasaba. No quería que lo juzgaran ni quería decepcionarlos, sabía que no podía seguir guardándolo más tiempo, sabía que sí se lo preguntaban directamente sólo se soltaría a llorar. Suspiro mientras se levantaba y caminaba hasta la ducha para arreglarse. Quería salir corriendo o quedarse ahí encerrado, sin que nadie se acordase de él, y al mismo tiempo, no quería que nadie se olvidase de él.

Calle abajo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora