Capítulo diez

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Steven le ayudó a subirse al carruaje y emprendieron camino hacia la casa de campo en donde pasarían su luna de miel.

Por el largo trecho se quedó dormida en los brazos de su amado.


Su vida había estado lleno de lujos y vanidades. Esto le había vuelto a Steven una persona orgullosa y sin corazón. Dispuesto a herir al resto por diversión y aun así había encontrado al amor de su vida. Dispuesta a cambiar totalmente su vida. Nunca nadie le había causado tantos sentimientos dentro de él. En aquellos años había sido movido por sus deseos y no se había dado cuenta del daño que le había causado a Heather, si algo no quería ocasionar era que dudaran del honor que poseía ella. Desde ese momento su conciencia le había atormentado tanto a él como a su corazón. Había decidido entonces que se casaría con ella. Al inicio, no había querido que nadie se entere de aquella promesa pero al pasar el tiempo y que Heather crecía, aparecieron los cortejos de otros nobles había ella.

Sonrió al saber que ahora era suya. Al principio había sido demasiado terca y lo seguía siendo solo que en menos densidad. Pero al fin ya era su esposa.

El carruaje paró y se dispuso a despertar a Heather.




Un par de caricias la despertaron, al parecer ya habían llegado. Miró a Steven y le sonrió. Cómo el caballero que era, le ayudo a bajar del carruaje hacia la entrada de la mansión. Los lacayos de esta, los estaban esperando para darles la bienvenida. Ahora sí que se sentía nerviosa.

—Tranquila cariño serás una buena Duquesa — Le dio fortaleza

— Gracias Steven

— Lord Beckford, Lady Beckford  — Saludó el mayordomo

Los criados les hicieron una reverencia y ellos les respondieron igual. Entraron a la mansión y fueron guiados hacia sus aposentos.

Emily, les seguía en conjunto con los criados que llevaban los baúles de ropa.

Era momento de preparar a Lady Heather, para su noche de bodas.

Ambas entraron al cuarto asignado, dejando atrás a Steven.

— Lady Maddi le ha obsequiado su ajuar de noche bodas, Milady

— Oh, Maddi es un amor. No te olvides de hacerme recordar que debo mandarle una carta

— Le ayudare a quitarse el vestido— Se acercó a ella

— ¿Crees que le guste el ajuar a Steven?

— Todo lo que usted viste Milady, le queda a la perfección

—Eso espero...— Susurró Heather

Terminó de cambiarse y se comenzó a cepillar el cabello. El ajuar que le había regalado Maddi era de seda, sensual y cortó. Un pequeño sentimiento de miedo se apoderó de ella. Sería mejor que vaya antes de que se haga un lio en la cabeza.

Abrió la puerta que separaba ambas habitaciones y allí estaba parado Steven. Esperándole en solo pantalón. Lo normal era que él fuera había los aposentos de ella, pero había hecho lo contrario.

Se pegó hacia el cuerpo de su marido y este le tomó los labios en un beso. Posó sus manos en su fornido pecho descubierto  y comenzaron a encaminarse hacia su lecho. La recostó con sumo cuidado, como si de algo valioso se tratara. Quería disfrutarla, sentir su cuerpo junto a la de él y que se entregará en cuerpo y alma.

Comenzó a subirle el ajuar, sintiendo como se le erizaba la piel y un suspiro se le escapó de los labios.

— Mírame Heather — Le dijo apenas separaron sus labios

Con el Corazón #1 [Saga "Las Herederas de Premboke"]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora