Unos hermosos ojos

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Me desperté a las 3:00 a.m. demasiado agitado y sudando, acababa de tener una pesadilla, pero no lograba recordar bien lo que mis sueños me mostraron, a esta hora de la madrugada todo estaba en silencio por lo cual el alboroto que hice al levantarme de la cama en estado de pánico hizo que mi mamá, quien tiene el sueño tan delicado que puede ser interrumpido por la caída de un alfiler, se despertara de golpe y gritara desde su habitación.

-Que pasó?!

En ese momento no le pude contestar, mi lengua se encontraba paralizada, tenía esa sensación que recorre tu estómago cuando caes de la parte más alta de la montaña rusa, la misma que experimentas cuando vas distraído por la calle y bajas un escalón sin darte cuenta, sentía que caía al vacío, pero estaba ahí, sentado en mi cama en estado de shock, cuando por mi mente comenzaron a pasar pequeños relámpagos del sueño que acababa de tener, sólo podía ver unos hermosos ojos negros que brillaban de una manera muy particular y seguían cada uno de mis movimientos, era una mirada penetrante, era una mirada cargada de sensaciones, podía sentir como al fondo de ese color negro habían dos brazos que me atrapaban, la sensación de vacío se fue y sólo podía pensar en la belleza de esos ojos, jamás en mi vida ví unos parecidos, tenían unas pestañas largas y eran un poco rasgados, no eran muy grandes, pero me transmitían una sensación de paz y tranquilidad.
De repente mi puerta se abrió de golpe, era mi madre quien se levantó muy asustada al escuchar el alboroto y no obtener respuesta.

-Que le paso?

Ya más calmado y volviendo a recostarme pude contestarle.

-Nada, estaba soñando y me desperté asustado.
-me asustó, yo pensé que le había pasado algo.

Ya estaba más calmado y lo único que recordaba del sueño eran esos hermosos ojos, pero un sentimiento de inquietud entró en mi pecho y pese a que no dormía con mi mamá desde hace mucho tiempo no quería seguir durmiendo sólo, así que me levante la cama y la abracé.

-Ma' puedo dormir contigo?
-Jum mijito ya esta como grandecito para dormir conmigo.
-Ay!
-Camine haber.

Me acosté junto a ella aún algo inquieto, pese a la belleza de esos ojos eran unas imágenes muy misteriosas, me causaban algo de nerviosismo, esos ojos tan brillantes mirándome sin ninguna explicación, que significaban?, nunca había tenido un sueño similar y no podía dormirme, me di la vuelta y quede de frente a mi madre, ella ya había conciliado el sueño nuevamente, no recuerdo cual fue la última vez que dormí a su lado, cuando llegue a la adolecencia cambio mucho mi forma de ser y mi relación con ella también empezó a tomar otro rumbo.
Desde que tengo uso de razón mi padre no vivía con nosotros, el trabajaba en la ciudad de Bogotá y acá, en La Mesa, vivíamos sólo mi mamá, mi hermana y yo, así que el lugar junto a mi madre en su gran cama doble y bajo una cobija muy gruesa y demasiado cálida para un clima tan caluroso como el de La Mesa, era mío, mi papá sólo venía los fines de semana y esos días compartía habitación con mi hermana, pero al rededor de los 12 años todo cambió, comencé a crecer y asentándome en la adolecencia quería ser más independiente, mi hermana salió del colegio y se de para Bogotá a estudiar trabajo social en la universidad, yo por mi parte mude mis noches a esa habitación solitaria y con dos camas de madera iguales que quedaba al otro lado del pasillo, desde entonces nunca había compartido almohada con ella... La mujer que me dio la vida, pero se sentía bien, olvide las sensaciones que aquel extraño sueño me había dejado y volví a caer dormido, esta vez hasta la mañana siguiente, de un día que jamás olvidaría.

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⏰ Última actualización: Feb 09, 2016 ⏰

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