Capítulo Tres: Depresión

735 87 68
                                    

El de cabellos índigos todavía no podía creer la noticia, era imposible. Él no había muerto, él vendría pronto y tocaría su puerta saludándolo como siempre, con su voz aguda y una sonrisa. Definitivamente vendría como siempre lo hacía.

Las noticias se pudieron haber equivocado. El peliblanco estaba sano y salvo. Sólo era un error, de sus ojos comenzaron a brotar lágrimas y de su boca pequeños chillidos de angustia.

«No puede ser verdad, él vendrá, él lo hará», seguía repitiéndose mentalmente, engañando a su dolor. No podía creerlo, no era verdad. Una mala broma.

No podía soportar seguir escuchando del accidente y apagó la televisión, tiró el control remoto lejos y cayó sobre sus rodillas llorando y chillando. Ya no le importaba reprimir su dolor. Mafumafu podía ser la persona más molesta y chillona de la vida, la persona que podía comer todo lo que había en el restaurant y aún tener hambre, quien podría hacer lo imposible para tomar su atención. Que aunque por dentro estuviera roto aún sonreía, la persona a la cual amaba. Pero jamás se lo había dicho y ahora jamás podría hacerlo.

No volvería a oír su risa, no volvería a molestarlo por su pronunciación, no iban a volver a apostar.

No volvería a verlo. ¿Por qué? ¿Por qué había sido de esa manera? Si él no hubiera sido tan mezquino algunas veces, si no hubiera ignorado lo que sentía, si no hubiera... Si hubiera rechazado la invitación. Si hubiera dicho no, lo tendría, estaría vivo, estaría a su lado. Corrió su vista a la nevera y camino a tropiezos hacia ella, tomando los chocolates y lanzándolos con rabia. Todo es su maldita culpa.

Él era una persona despreciable. Le había arrebatado la vida al otro.

Estaba vacío, se sentía vacío y roto, siempre había pensado en que si el otro se iba no le dolería. Pero eso no era cierto. Nunca había deseado tanto que el otro viniera a molestarlo, nunca había querido tanto escucharlo chillar, hasta hacer sonidos extraños.

«Lo siento, lo siento tanto, es mi maldita culpa... Mafu, perdóname», seguía repitiéndose, culpándose. Odiándose.

No sabía cómo iba a poder seguir viviendo sin el otro. Pero algo era seguro. Su corazón había muerto con el otro.

[...]

Habían pasado semanas y casi ni había comido. Había comido máximo dos veces a la semana y no las tres comidas normalmente, sólo una. Era una manera lenta y cruel de morirse. Ya estaba muerto, la luz no entraba a su casa. Sus ojos estaban cubiertos por unas grandes ojeras y su cabello estaba más que descuidado.

Había intentado suicidarse pero no tuvo el valor para hacerlo, se había hecho cortes y se volvió adicto a eso, de alguna manera ver su sangre correr por sus brazos lo hizo sentirse libre, libre por un momento de su tormento. Era una manera de redimirse. Una muy mala manera.

A veces leía las antiguas conversaciones que tenía con el otro, sumía su dolor en las canciones del otro y en su voz. Una voz que anhelaba. Ahora, su propia voz había desaparecido. Ya no había canciones, ya no tenía ni sentía las ganas de cantar aunque eso fuera lo que más podría acercarlo a Mafu.

Sus amigos lo habían ido a visitar, lo querían sacar de su casa y hacerlo comer, pero él no quería. Gracias a ellos descubrieron sus cortes. Soraru se había vuelto más cuidadoso y lo comenzó hacer en sus muslos, ellos no sospecharon de eso.

Su mente seguía ocupada por el peliblanco, su corazón lleno de culpa lo obligaba a auto dañarse. No había ido al funeral del otro, no había ido a dejar ni una flor. No quería ir, no quería darse cuenta de la realidad, de la realidad donde él ya no existía. De sus ojos volvieron a caer lágrimas mientras sostenía una foto del otro con una sonrisa. Tocó la foto y volvió a sollozar. Algo como las «sonrisas» habían desaparecido de su rostro. Ya no había señales de que eso alguna vez habitó en sus labios.

Se había vuelto en alguien deplorable y por primera vez sintió todo el dolor que alguna vez el peliblanco le contó y sollozó con él.

[...]

«Cuando estás acostumbrado a alguien y éste se va de tu lado, lo más difícil son los recuerdos, las tradiciones que tenías con esa persona y sobre todo sus conversaciones, eso es lo que más se extraña»

♡♥♡♥♡

Sleeppy: Ya que yo escribí esto iré a escribir mi testamento T-T

Beyond: A ti no te van a matar ;-; Akane-chan realmente sabe donde vivo ;^;

Sleeppy: Bueno, después de todo yo me salvare de morir, ya sabes.
Trabajo trabajo, trabajo, Trabajo trabajo, trabajo, Trabajo trabajo, trabajo, el mundo se consume en trabajo. Aprende algo, trabajo - MC trabajo(?

Beyond: A mi me dieron respuestas y no tengo trabajo ahora (?) Te extrañaremos ;-;Sólo no mueras de estrés, por favor (?)

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Beyond: A mi me dieron respuestas y no tengo trabajo ahora (?) Te extrañaremos ;-;
Sólo no mueras de estrés, por favor (?)

Sleeppy: ¿Qué? Yo no me voy a ir de estos mini diálogos. Yo me quedaré por siempre, sólo que no podre escribir capítulos completos T-T Por favor, ignoremos que escribí este capítulo

Beyond: No, no lo ignoren. Por favor, noten lo malvado que es~

Sleeppy: ¿Además que moriré de estrés quieres que muera por las fans y sus corazones rotos? En todo caso, cariño, trae la aspiradora, hay muchos corazones rotos que limpiar, okay no xD

Beyond: Mejor no, no me gusta limpiar (?)
Esperamos que hayan sufrido con el capítulo ( ˘ ³˘)♥

Sleeppy: Sabes que me quedaré hasta el final bueno, sabes, debo cavar un hoyo para tu tumba, hacer un funeral decente y las flores. Ya sabes... para lo que falta (?)
Byenara~ Ahora seré un fantasma (?)

Beyond: Iba añadir algo pero mejor no :3 Y tú sabes de lo que hablo (?)

Sleeppy: No, no lo sé (?) La lentitud no me lo permite

Beyond: No importa -3- Eso sería todo~ Bye~

Sleeppy: Byenara~

-B&S

Falling for you ♡ SoraMafuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora