Capítulo 6.

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Trío impertinente cargado de emoción.

Abrí mis ojos abruptamente al despertar. No es que sea de esas personas que se quejan de todo. Intento sacarle el lado positivo a las cosas, siempre, pero me estaba costando lanzar improperios gracias al impetuoso sol que se entreveía por la desgastada tela de mis cortinas. Me desperecé y advertí la presencia de alguien tras la puerta, al escuchar tres leves golpes contra ella, la invité a pasar.

—Adelante.

La puerta se abrió, dando paso a uno de mis tres hermanos. Se podría decir que es el menor de los trillizos por once minutos de diferencia del primero, y siete del segundo.

—Lola, te amo —dijo Colyn de repente.

Lo miré incrédula.

—¿Qué quieres?

Él se acercó y posó su estúpido trasero en mi pulcra y perfecta sábana.

—¿Que qué quiero? ¿Bromeas? —negué con la cabeza—. Lola, no suelo decírtelo todo el tiempo, y lo sé muy bien; Te amo. Y, puede que quizá pienses que todo este numerito que estoy montando es para pedirte un favor. Pero, no. Eres mi hermana, no sé qué haría si te perdiera.

A tal punto, esperé el momento en que él me dijera que todo era una broma y que la cámara escondida estaba en alguna parte de mi recámara, pero, solo se quedó ahí, expectante. Asentí levemente y atrapé su mano que reposaba sobre la mía.

—Vale. Sí, está bien.

Su ceja se inclinó un poco más arriba de lo habitual y resopló.

—¿Eso es todo? Joder, que me acabo de abrir frente a ti y tú solo te limitas a decir eso, ¿por quién me tomas? —preguntó molesto.

—Oh, vamos. Intenta entender mi situación, Coco. Me acabo de levantar y vienes tú contagiado de tanta cursilería cuándo nunca antes lo habías hecho y... No sé qué decir. Sabes que yo también te amo, cariño. Eres mi hermano —me excusé.

Y, para finalizar, nos fundimos en un asfixiante abrazo. Amaba a mis hermanos, más que a mucho, podría decirse. Puede que en ocasiones nos mantuviéramos a gritos, discusiones y ése tipo de cosas típicas entre hermanos, pero, no podía negar que los momentos especiales sobrepasaban cualquier evento de disguste.

La excitación emocional que habíamos tenido, se acabó en cuanto recordé que llegaríamos tarde al instituto, y Cyrel odiaba llegar tarde.

***

De camino al instituto, la pequeña discusión que trataba de evitar cada mañana, dio inicio cuando Camir se acercó a mi oído y comentó este pequeño problemita que, al susurrar un poco más alto de lo que suponía, Cyrel escuchó, frenando de golpe para empezar con sus recriminaciones; Sí, tal vez Camir sea un poco... Despistado, y que el haber olvidado su corbata sea algo fuera de lo común puesto que era algo que a nadie se le ocurriría, pero, no había sido para tanto.

En las primeras horas, no compartía clase con Ty. No sabía si el ensimismamiento se debía a eso, o al maldito de Elliot y su constante manera de entrometerse en mis pensamientos, y no querer salir de ellos. Los últimos días habían sido de ensueño; La atención que me brindaba, la forma en la que se comportaba o, sus besos. Esos malditos besos que hacían que perdiera la razón y me hicieran levitar.

MI GRAN AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora