¿Otro?

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-Lizeth, ¿te acuerdas de lo que dijo Ariel hoy? -Su pregunta me tomo por sorpresa, así que disimule desinterés mientras frotaba mi pomada labial contra mi boca.

-No, mientras hablaba estaba pensando en sí debería pintarme el cabello de rojo o de rosa, nomas por vacaciones.- Ariel era uno de nuestros amigos en común, el único amigo que jamás me había intentado besar, ebria o sobria, tampoco a ella, el único que sin ser gay seguía siendo nuestro amigo fiel.

- Ya no te hagas pendeja, vi que te saco de onda eso, ¿crees que es verdad?- María del mar, Marimar, Mar, a veces puedes ser la hija de puta más inteligente que conozco, claro, después de Ariel.

-Ni me acuerdo que dijo, es la verdad.-Prefería olvidar su discurso sobre que todo es sexo, que escogíamos nuestras parejas por que se parecían a nuestros padres, y que de una forma u otra, entre amigas también nos deseábamos coger unas a otras, igual para ellos.

-Hazte pendeja, pero ya enserio, dime, alguna vez se te ha antojado alguna de tus amigas, digo, ¿te imaginas si llegara la Lorena, o la Berenice y se te declararan?- Esas dos eran las únicas lesbianas en nuestro salón, y creo que las únicas que habían salido del closet en toda la escuela, siempre se me hizo raro que no fueran nada.

-Ariel se refería a todas tus amigas, no solo las que ya salieron del closet ¿A ti se te antoja la Lorena? Tiene la voz más gruesa que mi ex novio y la Berenice esta bonita y todo, pero no le habla a nadie, Mar, ¿se te ha antojado darle un beso a una chica que no sea gay?- La quiero, es mi amiga desde hace como tres o cuatro años, y aun así a veces ocupaba ponerla en su lugar, se suelta hablando y luego la pone a una contra la espada y la pared, bueno, la concha y la pared.

-Una chica no gay que se me haya antojado.- Se lo repitió, parece que no pude ponerle alto, en realidad estaba pensándolo, igual, le gustaba asustarme.- No quiero hacerlo otra vez, es que güey, tu metes mucho la lengua, pareces bato, creo que la Lorena es mas femenina para besar que tu.

Bien, era cierto, nos besamos en una fiesta, y por besarnos me refiero a que la bese mientras estaba ebria, pero ebria de verdad, creo que hubiera podido desinfectar el suelo con mi sangre, pero me parece habíamos hablado de no volver a mencionarlo, ni eso, ni cuando ella vomito en la maceta de Ariel.

Justo estaba por arrojarle con uno de los cojines cuando ella se levanto rumbo a la cocina, con la distancia pude calmarme, observarla, Mar era una mezcla bien rara, muy bonita, con su cabello casi hasta las nalgas, sus mechas californianas, parecería la barbie nacional si no fuera porque le gustaba llevar esas camisetas de whisky caro, todas flojas, algún short corto y sus conversé, tenía como quince pares, pero claro, eso era en casa, la suya o la mía, se había quedado tantas veces aquí que ya hasta tenía un cajón de ropa, con tangas y todo.

En la escuela tenía que usar uniforme, se recogía el cabello o se hacia una trenza, lo que fuera por mantener una imagen de niña matadita y estudiosa para los profesores, así había sido desde hace un semestre en que su tío, el que le daba matemáticas, le había dicho a sus papas que si no corregía su carácter al menos dentro de la escuela, tendrían que expulsarla.

Yo no tenía mucho que ocultar, un percing en mi obligo, trasero humilde, pero sabía que mi sonrisa estaba más bonita que la de ella, más amplia y mis dientes mas blancos, mi cabello lo había cortado a principio de año y apenas si caía debajo de mis hombros, castaño medio, nunca rubio, y en vacaciones me gustaba subir un par de libras, pero vacaciones de inverno, por que en verano subir de peso era pecado para mi traje de baño.

Ella volvía, con un vaso para mí y uno para ella, jugo de manzana, me quiere tener de buen humor, creo que sabe me incomoda el tema, sobre todo me había molestado que dijera que besaba como hombre, como si ella hubiera besado a alguna chica antes.

-Si, beso como bato, de esos con barba y todo, pero beso mejor que el wero con el que fajabas a la salida, ¿O no?- No se la dejaría pasar tan fácil, encajarle algún argumento matador era una buena defensa

-Mil veces mejor, eres una diosa de los besos, afrodita pero chaparra.- Siempre tenía que tener la última palabra ella, eso me agradaba, pero no tanto cuando era contra mí, yo no podía recordar mucho de aquella fiesta, lo que sabía era lo que me había contado Ariel y ella, así que aun me quedaban un par de dudas.

-Oye, después de que nos besamos, ¿Qué paso? Una botella de tequila y sabes que ni de mi nombre me acuerdo.- Bebí de mi vaso, y comencé a sopesar la situación, era jugo de manzana, pero tenía licor, no sé si ron o algo mas, ella solo bebía cuando estaba triste, y mi amiga hacia un mes que había cortado con su novio y desde entonces no había habido nada, ni fiesta, ni borrachera, ni despertar en la casa o la camioneta de Ariel oliendo a vomito seco.

-¿La verdad? Vomitaste en el suelo, te lleve al baño, ahí terminaste de vomitar y después te ayude a limpiarte, te enjuague la boca, y te regrese el beso, nomas para que supieras besar, porque tu apestas en eso, no sé como agarras novio.

-¿Enserio? ¿Eres gay? Te quiero y todo, nos hemos bañado juntas, y ni hablar de la vez que se nos escapo Ariel a las dos, me besaste ebria, te podría llevar a la cárcel por acoso.- Si, estaba histérica, mas sorprendida que molesta, e igual termine mi bebida de un sorbo, la practica hacia a la maestra.

- No pendeja, no soy gay, tú me besaste primero, nomas te lo regrese, ¿Vez? Ni te acuerdas, ya te iba a preguntar como beso yo.- Ella bebió, pero había algo distinto, ese gesto lo conocía bien, decía algo que le gustaría hacer pero se cubría con el vaso y se lo dejaba a la otra persona, así le hacía para hacerse la inocente cuando quería algo de los demás.

- Tú dices que beso como bato, ¿Para qué hacerlo?- indignación, arma infalible, viejo truco pero confiable.

-Ya pues, perdón por eso, pero es que me da curiosidad saber si beso bien o no.- A veces ella podía ser una niña de quince años cuando se lo proponía, pero yo siempre terminaba cediendo, me acomode en el sillón, di un trago a su vaso ya que había terminado el mío y la mire fijo a los otros.

-Solo uno, no vaya a ser que te guste y luego acabes como la Lorena.

Fue entonces que me acerque, la tome por los cachetes y haciendo uso de mi tan ensayado "Duck face" junte mis labios con los suyos, me separe al instante y justo estaba por lanzarme de regreso a mi lugar cuando ella me tomo por la nuca.

-Uno de verdad, nomas, lo juro por la virginidad de Ariel.- bueno, hablar de eso ya era palabras mayores.

Su mano se deslizo hacia mi cuello y luego a mi barbilla, siempre tan teatral mi amiga, me acerco a ella, el olor de su shampoo, el jabón que usa para bañarse y el alcohol de su bebida inundaron mis fosas nasales, algo hubo cuando sus labios rozaron los míos, creo que mi corazón se acelero, y sentí como mis sentido se inundaban, entonces, su lengua se paseo por mis dientes, ahí note el aroma de su piel, era fuerte, un aroma bástate dominante como lo era mi amiga.

Nuestras bocas se abrieron poco a poco dándole espacio a la otra para movernos, ella me conducía, lenta y suavemente, con paciencia, haciéndome sentir acogida entre sus mejillas y su lengua.

Fue entonces, justo cuando comenzaba a sentir como una gota de sudor caía por mi frente que ella se separo, abandonándome lenta y tortuosamente.

Nuestra respiración estaba agitada, jadeábamos, tan cerca aun la una de la otra que nuestras respiraciones chocaban y por instantes me hacían sentir que el momento aun no se había acabado, que seguíamos juntas, pero no, ni su aliento sobre el mis labios compensaba sentir su lejanía.

La vi, ella lo sabía, su mirada estaba tan perdida como la mía, y en mi panorama solo existían sus ojos, me centre en ellos, si, me sentía pérdida, abandonada en medio de un lugar solitario, a medio camino del cielo.

¿Otro?

No recuerdo quien fue quien dijo eso, pero sí recuerdo su sonrisa, después tendría que explicarle a Ariel como es que le había arrebatado a su amor platónico, pero esa noche ella era mía.

CaquinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora