Querida Aliz:
Hola, soy yo Amy, escribo por que Connor ha dicho que esto suele ayudarlo cuando lo nesesita.
¿Recuerdas que no te gustaba que te diga Aliz? Y tu me decías Emilia para molestarme, aunque ninguna se llame así, es chistoso por que la mayoria de cosas me recuerdan a ti.
Cuando te conocí estabas despertando de un sueño y solo gritabas ¡Prometiste no dejarme, lo prometiste! Y mi primer instinto fue abrazarte, hasta que te calmaste y salí corriendo, luego empezé a cuidar de Annie y nos hicimos buenas amigas.
Desde que murió, parecía que parte de tí se fue con ella, y solo subíamos a ese árbol gigante a elejir nuestras nubes y pensar en cual estaría ella.
A veces me haces mucha falta, cuando olvido mi dinero para el almuerzo, cuando miro mi banca vacía a un lado, incluso cuando paso por el parque; suelo verte arriba del árbol sentada, y se que solo es una ilusión.
Cuando me siento sola suelo pensar en ti, y lloro mucho, pero nunca se lo dije a nadie.
Hasta el día de tu funeral con Connor, le dije todo, y esta vez no llore; ya entendí por que te gustaba, es muy atento y comprensibo.
El también te extraña mucho, me confezó que el era el chico de las extrañas notas ¿Las recuerdas? Y me dijo que desde su pelea no supo como disculparse así que lo hiso así.
Que pena que no tienes un futuro, aunque, tal vez, cuando te veo encíma del árbol; no sea una ilusión.
-Con amor, tu mejor amiga, Emilia.
