Liam observa su reloj por quinta vez en un periodo de cinco minutos. Hace tres horas que está en la misma silla observando la misma pizarra escuchando a la misma gente decir las mismas cosas y tiene hambre. Además, tiene su almuerzo con Allison y quiere terminar con eso lo más rápido posible.
Observa el reloj, faltan tres minutos para la una, pero las agujas parecen no moverse. Comienza a contar los segundos mentalmente, esperando que nadie lo note, aunque su cara de concentración absoluta debe de delatarlo un poco.
Cuando llega al segundo ciento treinta y cinco, se hacen la una y Liam se levanta como si hubiese un resorte en la silla.
– ¿Por qué la prisa, Señor Payne? –Pregunta uno de los hombres encargados de presentar los proyectos futuros de este año lo interroga, como si tuviera la autoridad para hacerlo.
–Lo siento, pero tengo una reunión a la una y no puedo llevar tarde, espero que logren disculparme.
No espera los cordiales saludos, sale corriendo como si su vida dependiese de ello hasta que llega a su oficina, donde su secretaria lo espera con una sonrisa coqueta.
–Sé que está emocionado por almorzar conmigo, pero no hace falta correr. –Liam le dedica una sonrisa amistosa, no se siente con muchas ganas de reír por el momento.
–Fuiste la excusa perfecta para salir de una de las reuniones más aburridas de mi vida, creí y moriría allí dentro. –Se sincera Liam.
–Feliz de haberlo ayudado, ¿vamos?
–Muchas gracias –Liam hace un gesto de que no tiene importancia, aunque la Señorita Gonzales no puede verlo porque le está dando la espalda.
Se ubica en su asiento una vez que ve que su secretaria está cómoda en la silla. Decidieron ir a uno de los bares cerca de su edificio, ya que ofrecen un menú para trabajadores y les queda cómodo, además Liam no quería que ella se llevara la idea incorrecta de la cita.
–Bueno, esto es para conocernos mejor, así que comience, Señor Payne. –Por más de que las palabras de la Señorita Gonzales son cordiales, algo en su voz las hace sonar sensuales, lo que hace que Liam tenga que pensar antes de responder.
–No hay mucho sobre mí, me dedico al trabajo y a los pocos amigos que tengo y no hago mucho más que eso y hacer natación cuando me siento con ganas de despejarme de todo. ¿Y usted? –Decide saltearse el tema de la muerte de su pareja, no es algo muy agradable para estar hablando con una completa extraña.
–Vengo de México, desde los diez y seis años que trabajo para mantenerme y a mi madre, que momentáneamente está viviendo conmigo hasta que alguien la contrate como cantante en algún lado y se vuelva famosa. Mi sueño es ser escritora, pero esto es lo que paga las cuentas, así que no me quejo de estar aquí. Además, la vista no es tan mala a la hora de trabajar.
Liam siente como la aguja del zapato izquierdo de Allison toca su pierna, lo que hace que le preste atención a su ropa. Lleva tacos aguja color rojo, una falda lápiz negra y su camisa blanca con un botón suelto que hace que el principio de su sostén pueda ser visible.
–Es una historia completa la que me dista, hasta los sueños y todo. Si vamos a ser honestos, mi novia murió y no me siento listo para jugar con nadie en este momento. Eres una chica hermosa, pero no puedo fijarme en otra chica por ahora, espero que lo entiendas. –Liam no esperaba sincerarse con ella, pero las palabras salieron antes de poder detenerlas, aunque la Señorita Gonzales no pareció verse afectada por estas.
–Lo sé, Señor Payne. No espero que se tire a la primera chica que muestra un poco de interés por usted, pero quiero que sepa que no solo estoy disponible sino que estoy dispuesta a esperar a que usted lo esté también. –Nadie espera tanta seriedad de Allison, a Liam lo toma por sorpresa.
– ¿Por qué está tan interesada en mí? Estoy seguro de que podría tener a cualquier hombre de la oficina a su merced.
–Eso es verdad, pero el que me intriga es usted, y no me voy a rendir tan fácilmente.
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