Ghost ✘ l.p.

III

Allison, o la Señorita Gonzales, como Liam decidió que la iba a llamarla, no es como el resto de las empleadas del lugar. Mientras el resto de las mujeres son inglesas con una tez clara y cabello castaño claro, la Señorita Gonzales es una mexicana que se mudó a Londres a los diez y seis años, luego de que la emanciparan para poder comenzar a trabajar. Su tez morena y su cabello y ojos oscuros no son lo único que la diferencia del resto. Es más voluptuosa que el resto, en el buen sentido de la palabra, se la ve caminar con una confianza que hace que la envidien de la mejor manera. No solo es lo opuesto al resto de las empleadas, sino que es lo opuesto a Michelle.

–Señorita Gonzales, ¿sería tan amable de traerme un café por favor? –Grita Liam desde su oficina.

–En seguida se lo llevo Señor Payne. –Le responde en un inglés con acento mejicano.

Liam continúa su trabajo, algo incómodo con su nueva asistente. No es que su puesto no fuera merecedor de una, es solo que nunca se le fue ofrecida antes, y el hecho de que su jefe piense que puede arreglar su corazón con una empleada a la que le pagan no es algo que lo emocione mucho.

Escucha como tocan la puerta y, al saber que una de las tareas de su nueva asistente es avisar quién quiere entrar a su oficina, deduce que es ella.

–Pase.

No despega la vista de los papeles con los presupuestos de los meses pasados, espera que Allison deje el café y se marche, pero no lo hace. En lugar de eso, deja el café y se queda parada del otro lado del escritorio, esperando que Liam le dirija la mirada.

Una vez que Liam se percata de que sigue aquí, la observa, esperando que hable.

–Lamento molestarlo en su trabajo, pero pensaba que, como vamos a estar trabajando juntos por lo que espero sea mucho tiempo, tal vez deberíamos conocernos un poco. Yo más que nada pensando en conocer su lado profesional para hacer mi trabajo lo más eficiente posible.

–Lo siento pero este no es el mejor momento para tener una charla, la verdad es que estoy atrasado en muchas cosas. –Le responde mientras que observa las hojas y remarcando precios importantes.

–Entonces tengámosla mañana en el almuerzo, yo invito. –Sugiere Allison.

–Claro, pero yo invito. –Le responde Liam.

–Suena bien, si me necesita estoy a unos pasos, Señor Payne. –Sale con su andar confiado del lugar, haciendo que los ojos de Liam se desvíen a su trasero solo unos segundos antes de regañarse a sí mismo.

El teléfono de la oficina de Liam suena, haciéndolo salir de su trance mirando la computadora sin saber qué hacer. Atiende sin pensarlo dos veces.

–Señor Payne, su jefe desea hablar con usted.

–Hágalo pasar. –Le responde.

Solo tiene tiempo de acomodarse el traje antes de que su jefe aparezca en su oficina.

– ¿Cómo va todo con tu nueva empleada? –Pregunta con una sonrisa pícara que hace que Liam entienda en qué sentido hace esa pregunta.

–Bien, lo único que hizo por ahora fue traerme café y avisarme que venías. –Le responde con formalidad.

–Es muy linda, ¿no lo crees?

–Es una linda chica, sí.

–Lo único que vengo a hacer aquí es darte un consejo: cuando estén aquí, procura trabar la puerta, no queremos que nadie entre en un momento incómodo. –Y con esas palabras se da vuelta, sin dejar que Liam se defienda o niegue lo que acaba de decir.

Se levanta y va hasta su baño privado, buscando lavarse la cara. Baja la cabeza para estar más cerca de la canilla y se moja la cara, despabilándose. Pero al levantar la mirada se encuentra con una imagen terrorífica, Michelle lo está mirando por el reflejo del espejo.

Cierra los ojos y los vuelve a abrir, pensando que sus ojos lo engañan, y cuando ve otra vez, no hay nada.

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