Capítulo 1

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Necesitaba mi tiempo, eso lo supe desde el primer momento en el que me enteré todo lo que pasaba en mi pequeño mundo de alegría y amor.

Yo sabía que no todo podía ser tan perfecto, pero joder, amaba tanto a ese chico que me costaba poder dejarlo ir.

El tiempo de calidad que pase con mi abuela, me hizo darme cuenta de los golpes de la vida sirven para aprender. Y aprendí que no podía volver a caer en las manos del amor. Como también aprendí que hay que conocer a las personas en su totalidad y ver que nos demuestran que nos quieren, en vez de enamorarse de simples palabras.

Cuando llegué al aeropuerto miles de momento se me cruzaron por la mente... la última vez que estuve con él.

Cuanto dolor me atravesaba por el pecho en ese instante, tantos recuerdos lindos, pero ante todo, su despedida. Ese beso, significó un adiós. Y para ser sinceros, fue el adiós que más me dolió en mi vida.

Cuando bajé del avión, un aire frío me recorrió todo mi cuerpo e hizo estremecerme.

Alaska, mi querida y dolorosa Alaska.

Me coloqué mi abrigo.

Fui de a poco ingresando al aeropuerto, mucha gente se encontraba por donde vieras.

Buscaba a mis amigos, y no los encontraba por ninguna parte.

Suspire cansada y fui a buscar un taxi. Tampoco los iba a estar esperando toda la vida hasta que decidan venir y recogerme.

Mientras iba caminando hacia la salida, siento que mi mejilla choca contra el piso y en mi espalda fácilmente hay 120 kg.

+ ¡Te extrañamos tanto Franciiiiiii! -gritó Maca.

+ ¡No nos vuelvas a dejar nunca! -dijo Gabi mientras me pegaba una cachetada en la cabeza.

Estaba feliz, estaba que irradiaba felicidad. Por primera vez, en este corto tiempo, sentía felicidad plena. Sentía que por fin estaba completa.

Me di vuelta y me tope con dos caritas conocidas.

+ Los amo -dije sin más.

Los abrace porque los extrañaba y los necesitaba demasiado.

Nos levantamos y nos dirigimos hacia la salida.

Gabi saca unas llaves y puedo ver que pertenecen a un coche.

+ No me digas que robaste un coche Gabriel -dije bromeando.

+ No Fran, lo compramos. Es nuestro -dijo feliz.

Sólo me fui un tiempo y ya teníamos un nuevo coche.

Esto era nuevo y lo nuevo me estaba comenzando a gustar.

Todo el trayecto a casa fue de puras risas, charlas y cosas de amigos.

Cuando llegamos al departamento, sentí que toda mi felicidad se desplomaba.

Otra vez, los recuerdos azotaron en mi mente.

Miles. Miles. Miles. Y sólo Miles.

Lo extrañaba tanto, demasiado.

Fuimos subiendo mis cosas. Al entrar, note que algunas cosas habían cambiando. Había más desorden, sip, eso era.

+ Chicos, antes que nada, tendrían que acomodar más -dije señalando la habitación- y los extrañe mucho.

Los volví a abrazar. Me hicieron muchísima falta.

Creo que llegar un miércoles a Alaska me hizo pensar que tendría que conseguir un nuevo trabajo. No se porque me hizo pensar eso, sólo que no quería estar en un lugar donde puedan llegar a estar alguno de los hermanos Stones.

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⏰ Última actualización: Mar 04, 2016 ⏰

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