Prólogo

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Seamos realistas, nadie se va a morir por nadie, pero vivir... esa ya es otra historia. 

Francia se fue de Homer. ¿Su propósito? Olvidar a Miles. 

Fueron sólo dos semanas en las que estuvo en España. Llorando, charlando con su abuela. Su única familia. Fueron esas dos semanas suficientes para darse cuenta de ciertas cosas acerca del amor. 

La abuela Ros, intentando sanar el dolor de su nieta, dijo cintando una frase de Julio Cortazar " A veces uno amanece con ganas de extinguirse... Como si fuéramos velitas sobre un pastel de alguien inapetente. A veces nos arden terriblemente los labios y los ojos y nuestras narices se hinchan y somos horribles y lloramos y queremos extinguirnos... Así es la vida, un constante querer apagarse y encenderse". ¿Será verdad?

 Francia volvió a Estados Unidos con otro propósito diferente con el que se había ido: Ser feliz.   

A todos nos rompieron el corazón alguna vez ¿no? Ella decidió que sería la última vez. 

Volvió a levantar el mismo muro que Miles destruyó. Sólo que esta vez era diferentes; nadie más volvería a entrar. 

Consiguió un trabajo nuevo, cambiaron de departamento juntos a sus amigos, pero lo malo de todo es que seguía yendo al mismo colegio. 

Intentó evadir todos los lugares en donde Miles podría estar. 

Aunque aún se preguntaba, ¿por qué Miles le mintió? ¿la quería aún? ¿alguna vez la quiso? 









Tú, sólo túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora