I.

20 2 0
                                    

Me desperté en aquella habitación por primera vez tres semanas después del día en que la maté. Diecisiete de Abril, nunca se me olvidará. A los dos minutos de ver su cuerpo inerte en el suelo, mi cuerpo quedó en stand by, haciéndome caer inconsciente cerca del anterior.

A pesar del tiempo que pasé en coma, seguía con la misma adrenalina, la misma satisfacción, y la misma sensación que tuve cuando arranqué la vida de aquella escoria humana con mis propios dedos. Aún así, tenia una sensación nueva, dolor. Obviamente no dolor debido a arrepentimiento, sino dolor de no haber podido hacerlo mejor, además del dolor de una cicatriz horizontal que recorría desde la zona del esternón hasta la espalda.

Me pregunté varias cosas. Entre ellas el por qué no estaba en un hospital, sino en una habitación color porcelana, con una sola cama. Podía escuchar el eco de mi respiración de lo vacía que estaba. Otra de las preguntas era el por qué tenía esa cicatriz y por que me producía tanto dolor.

En ese momento entró al habitáculo donde me encontraba un hombre, cuya cara podría reconocer a kilómetros de distancia, con una bata y una mascarilla. Era el hermano de la escoria. El hermano que dirigía un circo, el hermano que había perdido la cabeza hacia casi diez años. El hermano que, en cinco minutos, logró que volviese a estar inconsciente en aquella cama, sin poder moverme, pero pudiendo sentir y escuchar todo lo que hacían y decían. Lo único que recuerdo es un gran dolor en mi garganta, y en mi rostro. Un gran dolor.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 13, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Lady Marionette.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora