Perdidos En El Bosque -Parte 2-

Buscar sin rendirse

Bueno, llevo horas buscando a Edgar y Alberto y no hay respuesta de ninguno, no me voy a rendir. Creo que hay un auto por allá, tenido que conseguir una linterna porque no veo nada.

El auto estaba con una farola encendida pero no hay nadie cerca, que raro, debe de haber alguien cerca de aquí. Al fin encontré una linterna, voy a seguir buscando.

Mientras caminaba, sentí que me calló una gota de agua, pensé que iba a llover, pero cuando me fijé hacia arriba, estaba un cuerpo colgado de un árbol boca abajo, ¡ERA EDGAR!, me caí de la impresión pero cuando me levante, ya no había nadie, dirijo la luz hacia donde estaba el cuerpo pero no encontré nada, seguro que tengo sueño, si, creo que es eso, de repente volvió a aparecer el hombre alto sin rostro, se me empezó a poner la vista nublada, en ese momento sabia que iba a morir, así que empeze a correr, corría sin sentido porque tenia mucho miedo, al correr, termine en la cabaña en la que había entrado con Edgar, pero lo raro fue que había luces dentro de la cabaña, me hacerque, toqué la puerta, note que a un lado de la cabaña estaba el auto en el que habíamos llegado a este maldito bosque, cuando abrieron la puerta, me sorprendió al ver esa cara, ¡ERA EDGAR!, lo abraze, pero el no parecía tan sorprendido de verme, le pregunte que estaba pasando, me dijo que solo me había marchado por 5 minutos para recoger un poco de leña para la fogata, se me hizo un poco extraño, me pude fijar que atrás de Edgar estaba Alberto, lo salude con mucho gusto, después de unos segundos de alegría, entre a la cabaña.

Al parecer estaban viendo la tele, les dije que me hiba a dar una ducha. Cuando termine, abrí la puerta del baño, de repente apareció denuevo ese hombre alto, note que a los lados estaban Edgar y Alberto, pero sin vida, a la vez escuche una voz muy gruesa que me dijo ¡LARGATE DE MI BOSQUE, Y NO REGRESES JAMAS!

-!AAAAHHHH!-
-¿QUE PASA?- dijo Alberto.
-Nada Alberto, creo que solo fue una pesadilla- dijo Mark.
-Edgar, ya no quiero seguir acampando aquí, ya no me agrada este bosque- dijo Mark.
-pero si acabamos de llegar hace una hora y media- dijo Edgar.
-Bueno, ya vámonos, de todos modos, el piso en el que duermo es muy incomodo- dijo Alberto.
-Mark, ve por mis cosas- dijo Edgar.
-¿donde están?- dijo Mark.
-Por allá, entre esos arbustos- dijo Edgar.

Caminé hacia los arbustos, levante las cosas de Edgar y a lo lejos, alcance a ver una cabaña de madera, ¡Ni por casualidad me ha cerco a esa cabaña!
Guardamos todo, empacamos y nos marchamos a casa.