2. Entrega.

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Media hora mas tarde llegamos al lugar de la fiesta, se realizo en un hermoso jardín, el lugar estaba perfecto árboles aquí y allá demasiada vegetación, pero lo que mas me llamo la atención fue ver un árbol de fuego solo en un rincón, bailamos toda la noche, fue una hermosa fiesta, al ya casi finalizar e irnos a nuestra luna de miel regrese al árbol me daba mucha intriga saber que estaba ahí sentía que me miraba y me perdí en él, en ese momento me di cuenta que tenia unos grabados demasiados extraños creo que era muy antiguos, intente leerlo y creo que lo único que dije fue,"Treapest ha Jarde" no se si así era pero una brisa acaricio mi rostro, hasta que fui interrumpido por la llegada de mi esposa me abrazo y dijo-¿me amas?- sin pensarlo dije: ¡hasta la muerte!- y otra brisa pero aun mas fuerte toco mi rostro y un escalofrío inmenso entro en mi cuerpo.

Nos dirigimos al aeropuerto hacia nuestra luna de miel en donde sin duda alguna mi vida cambio.

Llegamos a Italia en donde Cristina creció; prepare todo para esa noche a pesar de ya haberlo echo estaba un poco nervioso, salí a hacer unas cosas de negocios mientras ella acomodaba sus cosas.

Regrese a la habitación, toque la perilla y mientras trataba de abrir la puerta di un suspiro inmenso y entre y te vi esa noche fría, con esa mirada dulce me envolviste quise hablar y me boca no dijo palabra alguna, con tu belleza quise correr hacia ti pero la gravedad falló y quede inmóvil te acercaste a mi, mientras él viento movía tus cabellos y giras de rocío humedecían tus labios, levante mi rostro y ahí estabas tú, no decías palabra alguna pero tu mirada y la mía decían todo lo que sentíamos, luego sin explicación alguna me acerque a ti y tus labios junto a los míos se tocaron y sentí esa sensación de felicidad inexplicable que jamas había sentido.

lentamente te sentaste en la cama y yo encima de ti comencé a desnudarte besando tu cuello llenándote de placer me encontré con tus suaves pechos y esa sensación extraña de felicidad se transformo en un incentivo de placer te abrase mientras gemias y me arañabas la espalda por placer y dolor, ese momento en donde esas dos sensaciones se unen y te llevan al cielo y ves estrellas mientras caes agresivamente,
Volviéndonos uno solo, un momento donde tú, yo y él lugar fueron testigos de tanto salvajismo.
Quedando cansados, llegando a nuestros limites, me miras y me dices te amo yo te respondo lo mismo y quedamos sobre la cama mientras nos recibe el sol por la madrugada.

Cartas Al CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora