Yo: ¿Qué es esto?- reí incrédula.
Taniah: ¿Qué no te das cuenta, tontita?- volteó las manos dejando sus palmas hacia arriba siendo obvia.
Yo: Em… no.- dije directa.
Taniah: ¡Ese chico quiere que lo llames!- abrió sus ojos, como ordenándome que debía llamarlo si o si.
Yo: Pero… ¿por qué?- la miré con el ceño fruncido.
Taniah: Jessie… eres una chica sexy, muchas personas lo dicen y es bastante probable que cosas como estas te sucedan, son naturales…- me aclaró como si fuera mi madre.- como tus senos…- musitó en voz baja, mirando la mesa y tapándose la boca un poco.
Yo: ¿Perdón?- reí inocentemente.
Taniah: ¡¿Qué?! ¡Es cierto!- rió mientras levantaba los brazos.
Yo: ¡Ya basta!- reí callándola.
Taniah: ¡Lo siento! ¡No puedo evitarlo!- mitad de las personas dentro de la sala se voltearon a ver la ridícula escena, incluyendo los dos chicos bonitos que estaban sirviendo.
Yo: Ves lo que provocas, tonta.- le susurré aún riendo.
Taniah: ¡Lo siento!- no sé por qué pero parecía que Tan se estaba descomponiendo de la risa y no podía ni articular una sola letra.
Mientras ella intentaba controlarse le eché un vistazo a Louis. Sinceramente, me ponía la piel de gallina con tan solo verle la sonrisa pícara que me dedicaba de vez en cuando.
Pensé en Luke. No podía hacerle eso, no podía pensar esas cosas ya comprometida (no literalmente). Luke era tan caballero y atractivo, tenía sus fases rebeldes y otras más elegantes. Era encantador. Tenía 23 años y estudiaba en la misma universidad que yo, con la única diferencia que él estudiaba para ser oculista. Aparentemente todo el tema de los ojos y todo eso le apasionaba desde pequeño y eso lo llevó a su profesión directamente. Tenía el pelo castaño oscuro y unos bellísimos ojos miel. Era un poco más bajo que yo con respecto a altura y llevaba varios dibujos plasmados permanentemente en su piel: tatuajes.
*
¡Oh, cierto! No me presenté… lo siento…: Hola. Me llamo Jessica Kreig y tengo 20 años. Vivo en Londres y estoy estudiando kinesiología. ¿Te quedó claro quién soy? Bien.
*
Terminamos de tomar los frappés y nos levantamos de la mesa en dirección a la salida. Antes de irnos me adelanté a Taniah para botar al tacho de basura los vasos, justamente el cesto de basura quedaba pegado en una columna que se hallaba frente al mostrador donde estaba Louis.
Miré una vez más hacia el puesto del muchacho y vi que ya no estaba, busqué alrededor con la mirada ligeramente pero no lo vi, así que caminé hacia el tacho de basura con los dos vasos plásticos en la mano. Aunque el chico era muy, muy, muy, muy pero muy, muy (bueno, sí, ya entendieron) atractivo preferí olvidarme que me había dejado escrito su número en el vaso y lo tiré al cesto sin rodeos.
Me dirigí hacia la puerta de salida, y antes de retirarme del cálido ambiente de Starbucks eché un vistazo a ver a Louis… pero ya no estaba. Busqué ligeramente con la mirada alrededor pero no logré hallarlo.
Taniah: ¡Jessie! ¿Vamos?- me tomó el brazo.
Yo: Si… vamos.- obedecí desilusiona de no haberlo podido ver una última vez.
Un segundo antes de cruzar el marco de madera de la amplia puerta me di cuenta que un brazo cruzaba mi cintura. Era él.
-¿A dónde crees que vas sin despedirte?- susurró cerca de mi oreja.
