JungKook, es un chico dulce, respetuoso, amable y honesto. Un adolescentes educado y correcto, el típico niño bueno y estudioso que se lleva bien con todos, incapaz de hacer nada perjudicial ni para él, ni para nadie... O eso es lo que todos pensaba...
Bajé hasta abajo para pedirle permiso a mi mamá, nunca lo hacía, pero sería bueno, para que vea que JungKook es un buen ejemplo.
-Señora...-Bromeé.-
-¿Quieres dejar de hacerte el estúpido y decirme "mamá"? Ya hablamos de eso el otro día...¿No te bastó con el puñetazo que te dio tu padre antes de mudarnos?.-Musitó para que JungKook no oyera... Y ahí es donde se podía percibir la personalidad de mierda de mi madre, o bueno, mejor dicho, la verdadera.-
-Cómo sea... ¿puedo dormir en casa de JungKook hoy?-Le fui directo.-
-¿Dormir en casa de ese? No lo sé... Tiene cara de maricón, pero es un buen chico, parece un buen ejemplo para tí...-Suspiró.-Está bien, pero ojito con lo que hacen... no te dejes llevar...¿Okey? Eres medio raro. Lo único que falta es que me salgas con que te enamoraste de un hombre, bueno, ¿enamorarse? bah...eso en ti no existe. Tu alma es seca y fría como el invierno, por suerte.-
-Aysh...Cállate ya.-
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-Yo aprovecharé a ir al cine con amigas como te había dicho ésta mañana...-Sonrió ladina.-
-Sí claro... "CINE".-Dije sarcástico.-Adiós y...gracias de todas maneras.-Le dije seco y me fui a la habitación para avisarle a JungKook.-
-Kook... mi madre me dejó.-Le sonreí.-
-¿De veras? Genial... la mía también. La llame recién.-Me devolvió la sonrisa...-
Esa sonrisa... era tan bella. Me quedé pensando en lo que mi madre dijo. ¿Mi alma era seca y fría? Pues sí, lo ERA... porque el alma de JungKook era tan cálida y dulce que había arrasado con el invierno de mi corazón.
-Vamos, no aguanto más ésta casa...-Comenté serio.-
-Bi-bien...-Asintió, tomó sus cosas y salimos de la habitación hasta el comedor...-
-¡Adiós señora Min! ¡Que pase una buena noche! ¡Muchas Gracias por invitarme!-JungKook le hizo una reverencia...-
Caminamos hasta la puerta de su casa... no podía creer que sólo hacia 2 días que nos conocíamos y ya éramos tan cercanos. Creo que soy un chico rápido. Abrió la puerta, y un delicioso aroma golpeó con delicadeza mi olfato. Mi estómago gruñó.
-Vaya... ¿tienes hambre?-Rió.-
-Bueno... un poco sí, no como desde hoy al mediodía en la escuela.-Le confesé.-
-¡¿Qué?! ¡¿Y las bolsas vacías de papas y pollo frito que habían en el escritorio de tu habitación?!-