EL AMO DE LOS MUERTOS

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Esta es la historia de Jack Pierce, un hombre que quiso jugar a ser Dios. Jack Pierce, un médico de altos vuelos, un cirujano respetable.
Una tarde su buen amigo Simón vino a visitarle.

- Simón: Hola Jack, ha pasado mucho tiempo desde la última vez.

- Jack: Si me he venido a vivir aquí a este pequeño pueblo, me convenía un sito más tranquilo.

- Simón: Dime como anda por aquí el trabajo.

- Jack: No me puedo quejar Simón, a propósito... Quiero enseñarte una cosa, es algo nuevo en lo que estoy trabajando, un experimento que me llenará de gloria, por favor pasa a mí laboratorio.

Jack era un hombre bastante extraño respecto a sus experimentos, abrieron una puerta tras otra, hasta llegar a un pórtico de hierro.

- Simón: ¡Joder Jack!, esto parece una fortaleza.

Simón quedó sorprendido por todo lo que estaba viendo, ya que más que un laboratorio parecía una sala de autopsia, muchos cadáveres metidos en inmensos contenedores de cristal conectados a unos tubos, burbujeando líquido entre transparentes tonos verdosos. A Simón todo esto le parecía algo bastante inusual.

- Simón: Oye Jack ¿que significa todo esto?

- Jack: Calma amigo todo a su tiempo, ven a ver esto.

Sacó una caja muy pequeña de una especie de congelador.

- Jack: Mira me lo han traído de Malasia, solo se reproduce bajo las grutas, me han informado que los hay a cientos, es preciso que nos hagamos con el mayor número posible.

Al abrir la caja Simón lo pudo ver de cerca. Un extraño parásito, lo más parecido a un gusano con largas patas como las de las arañas y se movía muy despacio.

- Simón: Pero ¿que es esta porquería de bicho?

- Jack: Este pequeño ser me hará ganar mucho dinero, podré curar a mucha gente. Bueno...
Ahora tengo mucho trabajo, te acompaño hasta la puerta, esta noche te espero para cenar.

- Simón: Eh Jack, te olvidas de que acabo de llegar, no conozco este sitio.

- Jack: Es verdad, últimamente tengo muchas cosas en la cabeza.

- Simón: Jack, tú y tus despistes.

- Jack: Bueno, ¿dónde te hospedas?

- Simón: En la entrada del pueblo en Carlistón.

- Jack: Bien te recojo a las ocho.

- Simón: De acuerdo, hasta luego.

Caída ya la noche, Jack paso a recoger a su amigo Simón, al llegar a la casa.

- Mayordomo: Buenas noches señor, ¿me da su abrigo?

- Jack: Te presento a nuestro mayordomo Paltón.

- Mayordomo: ¿Como está usted señor?

- Simón: Muy bien Paltón, gracias.

- Jack: Simón dale a Paltón tu chaqueta.

Jack y su amigo subieron unas largas escaleras de caracol hasta llegar al salón. Se sentaron a la mesa y Jack hizo sonar la campanilla y llegó el servicio con la cena. De pronto irrumpió en el salón una bella dama, su pelo era negro como el azabache, a penas rozaban sus pechos, Simón pensó.

- Simón: Dios santo es preciosa.

Jack y su invitado se levantaron para demostrar respeto a aquella dama.

- Jack: Te presento a mi esposa Simón, Angelín.

- Angelín: Encantada de conocerte Simón, Jack me ha hablado mucho de ti, sé que sois muy buenos amigos.

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⏰ Última actualización: Nov 02, 2017 ⏰

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